El actor de Spider-Man está sumergido en la aventura de hacerse mayor y, en ese proceso, cada vez es más selectivo con los proyectos.
Por Nando Salvá
Desde que Andrew Garfield (Los Ángeles, 1983) estrenó película por última vez han pasado tres años, y son varios los motivos que explican ese hiato. Según el primero, el actor angloamericano ha experimentado su propia versión de la crisis de los 40.
“Sentí que necesitaba tiempo para procesar lo que pasa a mi alrededor”, explica. “Quería decidir qué postura adoptar frente al tiempo que vivimos y las expectativas que la edad acarrea, y reevaluar los objetivos profesionales que me impuse en el pasado”. Garfield, además, perdió a su madre en 2019, y la herida causada por ello aún no se ha curado del todo.
“A causa de ella he comprendido que la vida es mucho más compleja y misteriosa de lo que imaginé, y que no debo dar a mi trabajo más importancia de la que merece porque, asumámoslo, con él no voy a cambiar el mundo”, añade el dos veces nominado al Oscar –gracias al drama bélico Hasta el último hombre (2016) y al biopic tick, tick… Boom! (2021)– e intérprete del personaje titular –al menos de parte de él– de la sexta película más taquillera de todos los tiempos, Spider-Man: No Way Home (2021).
La película que lo que decidió a poner fin a su retiro es Vivir el momento (estreno en cines 1 de enero), retrato de un hombre (Garfield) y una mujer (Florence Pugh) que se enamoran, emprenden una vida juntos y, tras tener un hijo, deben rehacerse del impacto que la llegada de una enfermedad terminal tiene sobre el hogar que han construido. “Plantea al espectador varias de las mismas preguntas que yo llevo años preguntándome, así que me pareció que el destino se había encargado de cruzarla en mi camino”, asegura acerca de la que es su segunda colaboración con el director John Crowley, con quien ya trabajó en el drama Boy A (2007). También es la segunda película que Garfield rueda como parte de su proceso de duelo; en tick, tick… Boom! dio vida a Jonathan Larson, que compuso el musical Rent y murió antes de poder ver cómo su obra se convertía en fenómeno cultural. “Compartir mi dolor con el público a través de mi trabajo me ayuda a sentirme menos solo mientras lo experimento”, confiesa.
Por todo lo dicho, Vivir el momento representa un nuevo punto de inflexión en una carrera que en su día enfiló el estrellato principalmente gracias a La red social (2010), crónica de los orígenes de Facebook dirigida por David Fincher. Cuando la coprotagonizó, ya había ganado un BAFTA gracias a su trabajo en Boy A en la piel de un criminal rehabilitado, y ofrecido prometedoras interpretaciones secundarias a las órdenes de Robert Redford en la intriga política Leones por corderos (2007) y de Terry Gilliam en la delirante fantasía El imaginario del doctor Parnassus (2009), pero es gracias a ella que el público supo quién era. “Fue maravilloso formar parte de una película que ha significado tanto para tanta gente”, opina. Sus sentimientos acerca del salto que justo después llevó a cabo al territorio del blockbuster, en la piel del Hombre Araña y a bordo del díptico The Amazing Spider-Man, le resultan más difíciles de explicar. “Interpretar un papel como ese es a la vez una bendición y una carga”, reconoce. “Por un lado, te proporciona fama y adoración; y, por otro, te asocia de forma permanente e ineludible a ese personaje. El escrutinio al que me vi sometido, además, resultó ser mucho mayor que el previsto, pero llegué a aceptar que aquel era el precio a pagar por adquirir cierto poder en la industria. Spider-Man, al fin y al cabo, me otorgó la libertad para encarnar a un sacerdote jesuita en el japón del siglo XVII para Martin Scorsese [en Silencio (2016)] justo después”.
Desde entonces, asegura, ha tomado sus decisiones profesionales dejándose guiar sobre todo por el corazón. “He rechazado personajes que luego proporcionaron varios galardones a los actores que sí los interpretaron. Y en su momento sentí mucha envidia, pero no me reproché nada. Ninguno de esos papeles era para mí y no los habría aceptado sólo para ganar premios. Tengo claro que quiero participar en proyectos que me recuerden por qué hace dos décadas sentí el impulso de expresarme a través de la interpretación”. Garfield ya ha completado dos películas más –entre ellas After the Hunt, dirigida por Luca Guadagnino y coprotagonizada por Julia Roberts– y al parecer también encarnará al astrónomo Carl Sagan en un nuevo biopic. “Y entretanto sigo explorando y tratando de invertir mi tiempo y mi energía en las cosas que realmente me importan. Quiero asegurarme de que, cuando llegue al final de mi vida, podré decirme a mí mismo que jugué la mejor mano posible con las cartas que me dieron”.