‘Anora’, la comedia romántica de autor que triunfa en Cannes 2024

Anora

Sean Baker levanta risas y aplausos en su paso por la sección oficial.

Por Irene Crespo

Quien hubiera visto a Mikey Madison en Better Things (una de las mejores series de los últimos años, y poco se dice), sabía las posibilidades de esta actriz, sabía su capacidad para moverse en emociones extremas y sabía de su vulnerabilidad y su fuerza. Sean Baker lo vio y escribió para ella el papel de la protagonista de su última película, que da título al filme, Anora.

“Mi mayor orgullo en esta película es el casting”, dijo Baker en la rueda de prensa. Al lado de Madison un reparto de actores ruso parlantes de distintos lugares del mundo: residente en EE UU (Karren Karagulian), armenio (Vache Tovmasyan) y estrellas del cine ruso (Yuriy Borisov, que ya nos gustó en Compartimento nº6; Mark Eydelsthein).

Anora es una bailarina de strip-club en Brooklyn, hija de emigrantes rusos, orgullosa americana que prefiere que la llamen Ani y entiende ruso, pero prefiere no hablarlo. En su club, una noche aparece el hijo de un oligarca que se encapricha de ella: a Ani parece haberle tocado la lotería, él la invita a su casa, le pide que esté con él toda una semana, acaban en Las Vegas y se casan. Así se empieza a liar todo. Los padres, en Rusia, se enteran y manda a sus esbirros, empieza una noche loca, descontrolada, en la que Ani muestra todo su poder a pesar de las relaciones.

Anora es una continuación del cine de Sean Baker, de nuevo una protagonista que es profesional del sexo, de nuevo ese realismo, ese equilibrio entre humor y drama. Todo funciona con una perfección realista y humana que viene del proceso tan peculiar en el que Baker trabaja: escribió el guion en colaboración con Madison y mientras localizaba por Nueva York con su director de fotografía, entrevistando a gente, descubriendo la realidad de ese mundo de strip-clubs y también de la comunidad rusa neoyorquina.

Mi objetivo es contar historias universales, es decir, que cualquiera pueda identificarse con cualquiera de los personajes, porque creo que hacerlo así ayuda a quitar el estigma que este tipo de vida (la de los trabajadores sexuales) conlleva, y que me parece muy injusto”, dijo.

Anora es una comedia romántica, casi de acción a veces y social. Es un estudio de personaje, de esta chica que ve la posibilidad de escapar de su clase social gracias a este niño mimado y fiestero, ve la salida a su vida con la que, por otro lado, estaba más o menos satisfecha.

“Es también una reflexión sobre el poder, sobre las relaciones y dinámicas de poder”, explicó Baker en la rueda de prensa. “Me acerqué al filme por temas, sobre todo, y la exploración de la fuerza y del poder es uno de los más importantes”. Ani, a pesar de todo, conoce su poder, sabe usarlo y se mantiene digna hasta el último minuto ante la creciente admiración de quien va rodeándola. Es esa dignidad de clase a pesar de todo. Más digna, sí, entre los menos privilegiados. Ahí es donde se coloca siempre Sean Baker.

Y esta vez, además, lo hace con más sentido del humor que nunca: “El humor es necesario en las historias humanas, es parte de nuestra vida, no puedo soportar cuando veo una película que evita el humor, porque no es rea”, explicó. “Cuando quieres contar una historia trágica la cuestión es cuánto humor añadir, encontrar el equilibrio y ahí tengo que dar el crédito a los actores que me ayudaron a encontrar el equilibrio, y a la postproducción. Sin humor no es real”, concluyó.

Fotos: Pascal Le Segretain (Geety Images)

© REPRODUCCIÓN RESERVADA