Diez años después de ganar el Gran Premio de la Semana de la Crítica de Cannes con Aquí y allá, y media década después de La vida y nada más, que obtuvo el Premio John Cassavetes en los Independent Spirit Awards, Antonio Méndez Esparza regresa con su cuarto largometraje, Que nadie duerma
Coescrita con Clara Roquet, directora seleccionada por la Semana de la Crítica por Libertad, la última película de Esparza se adentra en la vida de Lucía, que pierde su trabajo de informática en una empresa dental en quiebra y se convierte en taxista.
La profesión que elige es acertada, ya que seguimos a un personaje sentado en la soledad que se mueve entre la gente mientras anhela conectar profundamente con alguien. La claridad del título y el inmediato aumento de las cuerdas de la banda sonora hacen girar el tornillo de la tensión en esta fascinante pieza de carácter.
Los dos largometrajes anteriores de Antonio Méndez Esparza tienen una calidad neorrealista, casi documental, trabajando con no actores y utilizando mucho la improvisación. Su último proyecto fue el documental Courtroom 3H. Su último trabajo es mucho más estilizado, ya que utiliza la música, el vestuario y la trama para formar un lenguaje cinematográfico más difícil de definir.
Esta película, adaptación de la novela de Juan José Millás, está protagonizada por Malena Alterio (Vergüenza española), Aitana Sánchez-Gijón (Madres paralelas) y el veterano Manuel De Blas. Coproducción hispano-rumana.
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