Berlinale 2025: ‘Agua salada’, Emma Mackey, deseo y calor en Almería

Agua salada

“He estado en el infierno y he vuelto. Y déjenme decirles que fue maravilloso”. Con esta conocida cita de Louise Bourgeois arranca Agua salada, título en español del filme que adapta la novela Leche caliente (Hot Milk), de Deborah Levy. El infierno de Sofia (Emma Mackey) es agosto en Almería. Calor, viento, más calor, más viento. Playas de piedras, pegadas al puerto. Desierto… y una madre (Fiona Shaw) en silla de ruedas, con una extraña enfermedad sin determinar que le impide caminar (casi siempre) y le produce constante dolor.

Sofia cuida de ella todo el rato, es casi una esclava de su madre. Y entendemos que, por esa relación de dependencia, Sofia está frustrada, incapaz de avanzar, atrapada en sus estudios de antropología, investigando textos y mundos más allá, sin pararse a pensar en su propia realidad.

Madre e hija están en Almería porque la primero va a ir a un prestigioso y peculiar médico (Vincent Perez) de la zona, que se fija más en su cabeza y estado de ánimo, en su pasado y su presente, que en algo fisiológico. Sofia aprovecha esos tratamientos para escapar de la madre y conoce a una misteriosa mujer (Vicky Krieps) que aparece montando a caballo por la playa, que diseña ropa, vive en una especie de chabola y le abre a la joven un mundo nuevo de deseo y libertad que revuelve toda su realidad.

Comienza entonces una locura de escenas en las que nada parece real del todo y si lo es, quizá es porque algo falla. Las picaduras de medusa, los encuentros entre las dos mujeres, el rancho, el cowboy, la serpiente, el viaje repentino a Atenas a ver al padre que la abandonó… Las risas se escapan donde probablemente no había ninguna intención de hacer reír.

Para Rebecca Lenkiewicz esta es su primera película como directora, pero es una guionista consagrada con grandes títulos como Ida (Pawel Pawlikowski, 2013), Disobedience (Sebastián Lelio, 2017), Colette (Wash Westmoreland, 2018)… Y hay muchos temas en su opera prima que quizá ya encontremos en algunas de esas películas para entender que se haya arriesgado a dar el paso a la dirección con este complejo y ambicioso libros…

Las relaciones entre madres e hijas, la dificultad de romper esos lazos maternales a veces opresores, esos tentáculos de medusa, el peso del padre que la abandonó, descubrir la identidad personal lejos de esos lazos familiares… Demasiados temas que sudan en esa Almería casi irreal.

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