En ‘Borau y el cine’, Germán Roda homenajea la figura del director: “No se parece a nadie, cada película que hizo era muy diferente a la anterior, hizo un western, un thriller rural…”

En ‘Borau y el cine’, Germán Roda homenajea la figura del director: “No se parece a nadie, cada película que hizo era muy diferente a la anterior, hizo un western, un thriller rural…”

Borau

Cuando se piensa en la historia del cine español, es fácil que en un primer pensamiento salgan a relucir las tres B: Buñuel, Berlanga y Borau. Y, sin embargo, sobre el tercero, sobre José Luis Borau, hasta ahora, no existía ningún documental. Esa fue la primera motivación para lanzarse a hacer Borau y el cine, cuenta su director Germán Roda. “¿Cómo una figura tan importante no tiene ninguna pieza audiovisual? Había un par de entrevistas en TVE, hay libros muy buenos, pero ningún filme que hable de él”, nos explicaba el cineasta en la presentación de este documental en el pasado Festival de Málaga.

La segunda motivación que le llevó a sumergirse en la carrera y vida del que fuera presidente de la Academia de Cine (“Y el mejor, según dicen”, comenta Roda) fue su relación vital con Aragón, la tierra natal de Borau y a la que siempre se sintió muy unido espiritualmente. Y la tercera motivación la descubrió mientras ponía en marcha este proyecto. “Creo que me parezco mucho a él, yo nunca hubiera pretendido ser productor, pero me hice productor para poder hacer mis propias películas, que es lo que le pasó a él”, explica.

En Borau y el cine está el cine de Borau, sus películas, su manera de entenderlo y de enseñarlo, pero también están sus contemporáneos, amigos y compañeros, sus colaboradores y alumnos, y buena parte del (buen) cine español que se ha hecho “de los 60 a los 2000” y con el que Roda contextualiza la filmografía de este genio único, “una de las personas más particulares dentro de nuestra cinematografía”. “Porque no se parece a nadie, cada película que hizo era muy diferente a la anterior, hizo un western, un thriller rural, luego hizo Leo… Y no creo que haya nadie como él, que ha participado en todos los oficios. Fue profesor de la ECAM, fue montador, guionista, productor, actor, distribuidor… presidente de la Academia”, continúa Roda.

¿Y cómo alguien así no tenía hasta ahora una obra documental que lo presentase a nuevas generaciones? “Pues creo que es por su carácter aragonés. Por un lado, tiene ese cariz cabezón, que es muy bueno para ser productor, pero ese mismo carácter aragonés es que ‘que no se note mucho que estoy’. Él movía los hilos, era unión de generaciones de cineastas y actores, pero sin que se notara. A él le gustaba estar detrás, muchos directores le daban sus guiones para que los corrigiera o le pedían consejos”, continúa.

La familia de Borau era el cine. “Cine, cine, cine, cine. No tenía plan b, no tenía familia, ni hijos, ni pareja. Siempre podían contar con él, eso dicen sus coetáneos”, explica Roda y, precisamente, con muchos de ellos ha contado en este documental (Fernando Méndez-Leite, Manuel Gutiérrez Aragón, Alicia Sánchez, Miguel Rellán, Iciar Bollain…) para homenajearle en el año que se cumple medio siglo de su obra maestra, Furtivos.

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