Cannes 2025: Arab Nasser: “Once Upon a Time in Gaza’ trata sobre la vida pasada de las personas que ahora están siendo asesinadas”

Once Upon a Time in Gaza

Los hermanos Nasser estrenan entre aplausos su tercer largometraje en Cannes, Once Upon a Time in Gaza, para seguir su misión creativa y humana de mostrar la “vida normal” en la Franja.

“Contar el día a día de Gaza”. Ese ha sido y es el objetivo de los hermanos gemelos Arab y Tarzan Nasser. Palestinos de nacimiento, salieron de Gaza hace más de una década con rumbo a París donde aún residen. Se marcharon para poder estudiar arte y cine, para poder crear y, aunque siempre han seguido muy ligados a su tierra y sus raíces, no han podido volver, menos aún desde que comenzó la ofensiva israelí hace más de un año y medio.

En 2015 debutaron con Dégradé, en 2020 estrenaron Gaza Mon Amour y ahora han traído al Festival de Cannes, dentro de la sección Una cierta mirada, Once Upon a Time in Gaza. En la primera mostraban a unas mujeres desde el interior de una peluquería esperando a que el fuego cruzado acabase. En Gaza Mon Amour se detuvieron en el enamoramiento de una pareja madura. Y aquí cuentan la amistad aparentemente imposible de un estudiante y el dueño de un puesto de falafel que trapichea con prescripciones médicas enfrentados a un jefe de policía, un western casi que, además, incluye una película dentro de la película, The Rebel, sobre un héroe que se enfrenta a la ocupación israelí y que protagoniza el estudiante.

En cada una se cuenta una historia sobre cómo es la vida en esa gran cárcel a cielo abierto. “No queremos que los videos de niños muertos sea lo único que se ve de Gaza”, dice Arab Nasser desde el altavoz y foco que le da el Festival de Cannes. “Y, por eso, nuestro filme trata de esa vida que tenían las personas que ahora están siendo asesinadas”. Aunque, como en las anteriores, las bombas, los ataques y las trabas burocráticas (el protagonista lleva 10 años intentando que los israelíes le dejen salir de Gaza) están presentes, como algo rutinario en la vida de los palestinos.

Desde que empezaron los ataques sobre Gaza [tras el 7 de octubre], los dos hermanos estuvieron cinco meses sin poder trabajar, sin poder crear, paralizados. “Sólo esperábamos y pedíamos que no nos llegara ni un mensaje, ni un video más sobre las personas que estaban matando y lo que estaban destruyendo. Especialmente esperábamos saber que nuestra familia, que nunca dejó el norte, estaba bien”, explica Arab con mucha rabia y desesperación. “Después de cinco meses, después de perder la fe en la humanidad, vuelves a creer en las artes, en el cine… Tenemos que ser fuertes para hacer algo por todas las personas que están ahí, hablar de ellas, mostrarlas es nuestra motivación para rodar esta película, que ha sido el rodaje más complicado de hacer por muchos motivos”.

‘ONCE UPON A TIME IN GAZA’: UN MILAGRO

Rodaron en un campo de refugiados palestinos en Jordania y consiguieron algunas imágenes aéreas de la Franja y los asentamientos judíos. “Ahí se ve nuestro pueblo, donde crecimos”, explica con una sonrisa amarga. “Y se ve ese muro y ese mundo de cemento en el que no hay espacio para respirar. ¿Cómo viven los gazatíes? Ahí se ve. Este es el significado real de apartheid”.

Once Upon a Time in Gaza arranca con el vergonzoso mensaje de Trump hablando del proyecto turístico para la Franja. Sitúan la historia en 2007, “el año en el que Israel decidió que Gaza era un enemigo y comenzaron a construir el muro del que ellos están tan orgullosos y empezaron los ataques”. “Ese fue el comienzo del genocidio, porque es algo planeado, no ha empezado hace un año”, dice. Y, a pesar de todo, el filme acaba con “It will end”. En futuro.

“Sí, se acabará, por supuesto que se acabará, esa es la idea a la que se agarra cada palestino. Por eso, continúan resistiendo y buscando cómo sobrevivir hasta que llegue el momento de que vean reconocidos sus derechos”, explica Arab, quien reconoce que llegar a Cannes con este filme “ha sido un milagro”. “Ojalá pudiéramos enseñarlo en mejores condiciones, en otra situación. Mientras estaba viéndolo aquí, el 70% de mi cerebro estaba en Gaza y el 10% lo estaba viendo, pero siento que la gente no nos está aplaudiendo a nosotros, ni a la película, está aplaudiendo a Gaza. Y eso me hace sentir orgulloso”.

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