Ari Aster estrana su último filme en Cannes 2025, Eddington, con Joaquin Phoenix, Emma Stone, Pedro Pascal y Austin Butler.
Mayo de 2020, en un pequeño pueblo de Nuevo México, llamado Eddington, plena pandemia. Algunos se toman muy en serio los mandatos de seguridad, mascarilla, distancia personal… Otros, como el sheriff (Joaquin Phoenix) cree que todo eso es una exageración. No parece ir tan lejos como su suegra o su mujer (Emma Stone) en pensar en conspiraciones, pero todos esos pensamientos vuelan por ese microcosmos en el que también estalla el Black Lives Matter y las tensiones crecen.
Pueblo pequeño, infierno grande, como dicen. El sheriff, además, tiene una enemistad con el alcalde actual (Pedro Pascal) y, lleno de rabia, decide presentarse él también a las próximas elecciones. En ese momento, sí que arranca una escalada de desconfianza, odio y venganza (elevada cuando la mujer del sheriff le abandona por un líder espiritual (Austin Butler) por que acabará en un baño de sangre.
Desde que estrenara Hereditary (2018) y después con Midsommar (2019), Ari Aster se convirtió en maestro de un cine movido por las ansiedades, angustias y miedos, un cine de tensión psicológica que, al mismo tiempo, sabía muy bien jugar con cierto humor negro y exageración.
En su anterior filme como director Beau tien miedo (2023) encontró en Joaquin Phoenix el perfecto compañero para ese extraño tono suyo de humor, paranoia y crítica. Era aquella una película tremendamente críptica e inalcanzable en la que Aster se colocaba en ese lugar muy apreciado por muchos de la polarización, como director controvertido que despierta pasiones y también odios.
Ahora, en su cuarto filme, Eddington, estrenado en Cannes con la compañía de todas sus estrellas, Aster vuelve a contar con la confianza de Joaquin Phoenix que clava, por supuesto, el papel de sheriff descerebrado y ha vuelto a polarizar opiniones.
La película arranca muy bien, quizá es este su filme más divertido, gracias a un Phoenix con perfecto tempo cómico, pero en seguida parece perder el rumbo y abrazarse a la exageración en este retrato del EE UU actual en el que no parece muy bien dónde se va colocando.
El sheriff es víctima y verdugo de un sistema de autócratas que manejan los hilos para seguir construyendo sus centros de poder económico y control ideológico por todo el país. Antifa, MAGA, la extrema división de la sociedad… El racismo y lo políticamente correcto. Todo cabe en una película que se alarga excesivamente y va perdiendo su sentido del humor a medida que avanza. Y aun así, es esta una película mucho más accesible que Beau tiene miedo.