Cannes 2025: Julia Ducournau presenta ‘Alpha’: “El amor es un acto de resistencia”

Tahar Rahim, Julia Ducournau y Melissa Boros Cannes

Entre cuerpos metamorfoseados, dolores heredados y vínculos que sobreviven al tiempo, Alpha se revela como un relato visceral de amor como forma última de salvación.

Por Agnese Albertini

Cuatro años después de Titane, Julia Ducournau regresa a la competición de Cannes con Alpha, una obra densa y personal que pone en escena el dolor que se transmite entre generaciones y la posibilidad radical de curación a través del amor.

En un Palais des Festivals azotado por una tormenta repentina, la directora definió curiosamente su película como una tormenta: “emocional, familiar, social”. Pero sobre todo, es una película que cree en la empatía como último bastión. “Creo que el amor, hoy más que nunca, es un acto de resistencia”, dijo Ducournau al inaugurar la rueda de prensa junto al elenco y los principales colaboradores de la película, Tahar Rahim, Golshifteh Farahani y la joven Melissa Boros.

Alpha cuenta la historia de una familia rota, donde las heridas del pasado continúan influyendo en el presente y el futuro. En el centro, una relación entre hermano y hermana marcada por un amor profundo y una fragilidad que se refleja en la dinámica con la madre, en el duelo nunca resuelto, en el trauma silencioso. “Quería explorar el modo en que el dolor, si no se aborda, se instala y se transmite, volviéndose tabú. Así es como uno se queda atrapado en un ciclo de sufrimiento”, explicó Ducournau. “Sólo en la aceptación, en el soltar, puede haber posibilidad de interrupción”.

Para el director, este esquema se aplica tanto a la familia como a la sociedad: Alpha nace también de una reflexión sobre nuestro tiempo, sobre un presente que parece estancado, dominado por el miedo y la imposibilidad de procesar colectivamente el trauma. “Vivimos en un ciclo aterrador. No sabemos cuándo terminará, si terminará. Esta película fue mi manera de lidiar con ese miedo”.

La dirección de Ducournau construye un doble registro visual para contar la historia de las dos líneas temporales que cruzan Alpha. Los flashbacks, saturados y cálidos, inspirados en las antiguas Kodaks desechables de los años 90, devuelven un mundo aparentemente más compacto, todavía unido a pesar de la sombra de un virus en la puerta. El presente, en cambio, es frío y metálico, dominado por blancos y azules ácidos, en el que toda forma de contacto parece haberse hecho añicos.

Julia Doucournau Cannes

(Photo by Clemens Bilan/Pool/Getty Images)

“En el pasado, la imagen es uniforme porque todavía existe una ilusión de cohesión social”, explicó la directora. “En la actualidad todo se ha vuelto heterogéneo, fragmentado. El miedo se ha infiltrado a nivel molecular, ha separado a las personas, las ha aislado. Una idea que también se refleja en la extraordinaria banda sonora de la película”.

El diseñador de sonido Séverin Favriot explicó la complejidad de dar forma sonora a una experiencia interna: “Con Julia queríamos que el sonido se percibiera desde el interior del cuerpo de Alpha. Sus náuseas, su malestar, su confusión… todo tenía que vibrar desde su punto de vista. Incluso el ruido más simple, como el de un baño, debía sugerir desorientación. Las bajas frecuencias, presentes en muchas escenas, encierran literalmente a los personajes en una prisión sensorial”.

Ducournau añadió: “Pienso en la escena de la piscina, o en la habitación después de la fiesta: allí no sólo sentimos el ambiente, sino que estamos en su cabeza, en su vértigo, en sus pensamientos disonantes”.

Tahar Rahim, que interpreta al tío Amin, ofrece una actuación conmovedora: un personaje frágil, marcado por la dependencia y la confusión, pero también un guía silencioso para Alpha. “Cuando leí el guión comprendí que todo estaba ahí. No había necesidad de inventar: sólo escuchar”.

Para prepararse, Rahim pasó tres meses con una asociación que trabaja con drogadictos en París. “No podía interpretar a Amin sólo externamente. Necesitaba vivir en su mundo, comprender sus gestos, su lenguaje, su alma. Son personas a las que la sociedad mira con miedo, pero que tienen una enorme luz interior. Para mí, Amin es un ángel caído al que le cortaron las alas. Pero lo que tiene sentido es pasar el testigo”.

La joven actriz Melissa Boros impresionó con la madurez y la fisicalidad de su papel. Ducournau explicó que eligió a una actriz de veintitantos años específicamente para abordar el amplio espectro emocional que requería Alpha. “La adolescencia es un desastre natural. El cuerpo cambia, la mente explota, nadie te entiende. Melissa trae consigo este caos y lo transforma en poder”, explicó la cineasta.

Boros agradeció a la directora el rigor y la intensidad de su trabajo: “Nunca me dejó sola. Incluso cuando era difícil, sabía que estaba ahí. Y eso me dio las herramientas para meterme en el personaje”.

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