Tras el éxito de Vidas pasadas, la directora Celine Song reflexiona en Materialistas sobre las relaciones románticas actuales con Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans.
Cuando tenía 20 y tantos años, Celine Song necesitaba un trabajo de día que le diera algo de dinero para mantener su verdadera pasión: escribir. “De camarera no servía y una amiga me propuso entrar en una agencia de matchmaking (casamentera)”, explica. Y lo aceptó, viendo en él una oportunidad no sólo de tener un sueldo, sino de conocer a mucha gente, escuchar y encontrar historias.
“Me gustaba tanto ese trabajo que lo dejé”, se ríe recordando en una entrevista por Zoom. “Me lo pasaba demasiado bien, soy muy curiosa, me gusta conocer gente, saber cómo son, qué quieren… y como casamentera la gente se pone a hablar de verdad, son más sinceros que con su terapeuta. Es alucinante. Y lo disfrutaba tanto que no estaba escribiendo y tuve que dejarlo”.
De aquellos meses intentando emparejar personas siempre supo que podría sacar una película y Song llevaba ya una década intentando encontrar la historia adecuada. La oportunidad la tuvo hace dos años, cuando en los seis meses que tenía que esperar hasta que su ópera prima, Vidas pasadas, se estrenara en Sundance necesitaba llenar la ansiedad de la espera.
“Se me ocurrió la idea de esta matchmaker intentando reclutar a un nuevo candidato, un hombre al que consideran un unicornio en ese mundo por su dinero y físico, pero que a su vez él intenta ligar con ella, ella intenta ser profesional y, en mitad de eso, aparece su ex, un actor que trabaja de camarero y trae un trozo de su historia pasada a su presente”, explica lo que, efectivamente, acabó siendo el esqueleto de Materialistas, una comedia romántica que profundiza en “la cosificación y mercantilización” de las relaciones románticas actuales.
La casamentera es Dakota Johnson, Pedro Pascal es el hombre unicornio y Chris Evans es el exnovio. Un reparto de lujo para una segunda película que Song ha hecho en tiempo récord gracias al éxito de crítica, público y premios (con dos nominaciones a los Oscar, mejor película y mejor guion) que consiguió con Vidas pasadas.
“Aunque creo que sientes la misma presión por tu primera película que por la segunda o la décima, sí es cierto que sentí que con Materialistas fue todo más sencillo”, reflexiona. “Cuando eres directora novel cada día en el rodaje tienes que ganarte el respeto y luchar por la confianza de la gente, pero al llegar al set de Materialistas podía apoyarme en decir ‘ey, soy una nominada al Oscar’ –se ríe– y consigues más cosas, fue más fácil tener acceso a localizaciones, presupuesto, el reparto que quería…”.
Aunque fan y defensora de la comedia romántica clásica, Song confiesa haberse inspirado más en las novelas de Jane Austen y el mundo victoriano. “No estamos tan alejados hoy de esa idea del matrimonio como acuerdo comercial. De hecho, de alguna forma, estamos peor porque ahora el mercado es global y se está deshumanizando”, explica. Y justo lo que le interesaba era el viaje de un personaje convencido de ese cinismo hacia el amor que acaba abrazándolo en un gesto inesperadamente romántico.