En su nuevo trabajo, A la deriva, el maestro chino usa la odisea emocional de una mujer a lo largo de 20 años para observar los radicales cambios experimentados por su país. Jia Zhangke nos cuenta en sus propias palabras, al grano y sin preguntas, su nueva película, en cines el 20 de junio.
El arte del ‘collage’
“En buena medida, el metraje de A la deriva se compone tanto de escenas descartadas de mis películas Unknown Pleasures (2002) y Naturaleza muerta (2006) como de material visual improvisado que, desde 2001, fui grabando en mis ratos libres con mi cámara digital por toda China, en las calles o en discotecas o a orillas del río. Inicialmente, mi única intención era filmar aquello que me llamara la atención, y no sabía qué acabaría haciendo con esas imágenes; en algún momento pensé que podría usarlas al jubilarme, en alguna retrospectiva de mi obra.
Pero entonces sucedió la pandemia y, mientras estaba encerrado en casa, comprendí que aquel era el momento idóneo para revisarlas; eran unas mil horas de grabación. Al hacerlo, me di cuenta de que resumían 20 años de mi carrera y que, a través de las diferencias en los movimientos de cámara y el ritmo interno de los planos, reflejaban mi evolución como cineasta”.
En el túnel del tiempo.
“Montar la película a partir de grabaciones del pasado fue como viajar en el tiempo para comprobar las transformaciones que mi país ha experimentado en las últimas dos décadas: la vestimenta, los peinados, las costumbres, los sonidos de la calle, todo ha cambiado. Cuando la película empieza, internet es una tecnología relativamente nueva; en su última parte, los personajes interactúan con robots. En 2001, China se había unido a la Organización Mundial del Comercio y Pekín fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2008, entre la ciudadanía reinaba la esperanza y el entusiasmo, se percibía una nueva energía y una sensación de bienestar. Todo este tiempo después, el país es menos caótico, la sociedad está más organizada, pero siento que la gente ha perdido parte de su pasión y su motivación”.
Inspiración femenina.
“Qiaoqiao, la protagonista de mi película, es una mujer que ha pasado por muchas cosas: su amante desaparece y ella se dedica a viajado por todo el país para encontrarlo. En el camino, se enfrenta a peligrosos obstáculos y aprende a ser independiente y una persona capaz de solucionar sus propios problemas. Es una mujer empoderada, una guerrera. Mientras revisaba las imágenes con Zhao Tao [actriz habitual de Jia y su esposa], me explicó que ella también se ha encontrado a sí misma y se ha hecho fuerte en estas dos décadas.
En el año 2001, cuando empecé a grabarla con mi cámara, tenía veintipocos años, y cuando aparece al final de A la deriva tiene 40 y tantos. Trabajar con ella todo este tiempo me ha ayudado a entender la perspectiva femenina, y gracias a ello creo que mi trabajo ha mejorado mucho. La sociedad china siempre ha sido muy masculina, y espero que mis películas contribuyan a disminuir la fuerza del patriarcado en mi país”.