Ferzan Ozpetek se rodea de sus actrices favoritas para contar una historia de sororidad femenina y, de paso, rendir un homenaje a los oficios artesanales cinematográficos en Diamanti, estrenada en el BCN Film Festival.

Un director convoca a una comida a las actrices con las que ha trabajado y a las que ama porque quiere rodar con ellas una película. Es el arranque de Diamanti y una declaración de intenciones de su creador, el cineasta Ferzan Ozpetek (Hamam, el baño turco), que rinde con esta película un homenaje a las mujeres, a la sororidad y a los trabajos artesanales del cine.

Lo que sigue a ese feliz encuentro es esa película planeada: la historia de un grupo de trabajadoras en un taller de costura de cine y teatro en la Roma de los años 70. Liderado por dos hermanas, hay en la sastrería mucha dedicación y mucha humanidad, un hermanamiento entre mujeres que se ayudan y protegen.

Los hombres aparecen en papeles pequeños, a veces sólo mencionados en conversaciones. Luisa Ranieri (Fue la mano de Dios, Parthenope) y Jasmine Trinca (Maria Montessori) interpretan a las dueñas del taller. Con ellas, otras actrices del reparto son Elena Sofia Ricci (Tengo algo que deciros), la debutante Sara Bosi, Loredana Cannata y Geppi Cucciari, entre otras. Al actor Stefano Accorsi le toca la responsabilidad de encarnar al director de todo esto.

Vestuario y escenografía

“Yo normalmente trabajo de esta manera. Desde la primera película que hice, siempre convoco a todos los actores y entre todos analizamos el guion. Los actores normalmente tienen un sexto sentido muy potente, son como animales. Y cuando leen y hablan, a mí me sugieren cosas. También, un poco por superstición, siempre llamamos al mismo cocinero”, dice Ferzan Ozpetek, que juega con el cine y la realidad en Diamanti, coescrita junto a Carlotta Corradi y Elisa Casseri.

Y de la realidad justamente nace la irritación que le causó al director que, en los premios David di Donatello de la Academia de Cine de Italia, los galardones de vestuario y escenografía se entregaran en una sala aparte del resto de reconocimientos. “Yo me enfadé. Dije, no, y ahora yo quiero hacer una película sobre los vestidos y la escenografía. Me dio mucha rabia, porque la escenografía y el vestuario son fundamentales en el cine”, expone. Así, en Diamanti, el cineasta aprovecha para mostrar, entre las distintas aventuras que viven las mujeres del taller, unos cuantos modelos creados para la película dentro de la película, y que explican un oficio del que no se habla suficiente en el cine. Por cierto, el diseñador de este filme es Stefano Ciammitti.

Mujeres y actrices

El trabajo y el compromiso de estas sastras es, sin embargo, el contexto en el que se desarrolla una historia de mujeres y de la forma en que se ayudan unas a otras, de cómo se protegen y acompañan.

“Esa sororidad es una cosa que me ha conmovido mucho en la vida. Cuando veo la solidaridad entre mujeres, me hace llorar, me impacta mucho. Y han sucedido varios episodios en mi vida en los que me han emocionado; he visto gestos muy bonitos. Y en el caso de la película, ver esto entre personas que trabajan juntas y se ayudan me parece precioso”, dice Ozpetek, que insiste en su buena relación con las mujeres en general y con las actrices en particular.

“Yo toda la vida he tenido esta relación con las mujeres. Con ellas hay otro entendimiento en la amistad, en las historias de amor, y con las actrices me encuentro muy a gusto. Cuando hablo con la actriz de una escena, tengo más estímulos”, afirma el director, que ha hecho un descubrimiento rodando esta película. “Hay otra cosa en la que me fijé haciendo Diamanti, y es que en el momento que cuentas el mundo de las mujeres, también cuentas el mundo gay. Está como por debajo.”

Gran recepción

Diamanti se convirtió en un bombazo el pasado año en Italia, donde convocó a más de dos millones de espectadores y recaudó más de 16 millones de euros.

“Es la primera vez que tengo espectadores distintos, muchos hombres que vienen a ver la película”, afirma. “Para mí, cada día en el plató es emocionante, y yo creo que los espectadores en esta ocasión han tenido los mismos sentimientos que yo y las mismas sensaciones. Y eso es muy emocionante. Lo bonito de este filme es que nunca había tenido esta recepción, gente que me para por la calle y me abraza”, confiesa Ozpetek, quien, a pesar de tratar asuntos serios en esta historia, la ha vestido de celebración y de festejo. “Es un poco una película de celebración.”

Fotos: Getty Images

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