El cautivo no es la narración lineal del tiempo encarcelado de Cervantes; el director y guionista Alejandro Amenábar juega con esa realidad y con las historias que el escritor inventaba y contaba a otros prisioneros. Los hombres capturados eran vendidos como esclavos, con la excepción de los “principales”, personajes de la nobleza que quedaban a la espera de que sus familiares pagaran por ellos un rescate. El escritor pasó ese tiempo organizando planes de fuga —cuatro en total— e inventando relatos para entretener a sus compañeros. También se ganó la atención de Hasán, el poderoso y cruel bajá de Argel. Y fue su imaginación y la relación que se estableció entre ellos dos lo que le salvó la vida.
Julio Peña (A través de mi ventana, Berlín) es el protagonista de esta aventura, en la que le acompañan Miguel Rellán, dando vida al clérigo portugués Antonio de Sosa y narrador de esta historia; el italiano Alessandro Borghi, en el papel del bajá; Fernando Tejero, como el cura traidor Blanco de Paz, y Luis Callejo o Roberto Álamo, entre otros.
¿Cómo llegas a la conclusión de que esta estapa de la vida de Cervantes es una historia que merece ser contada?
Fue mi productor quien me animó a informarme porque yo la desconcía completamente. Parece una novela de aventuras de Alejandro Dumas, los intentos de fuga, la simulación de ahorcamiento, el rescate en el último momento…y lo planteamos como una miniserie. El proyecto quedó dormido y hace dos años lo volví a retomar y después de todos los libros que ya había leído, más los que sumé, pues empecé a darme cuenta de que no solo tenía la importancia de la sucesión de peripecias, sino que era la mejor manera para entender al genio literario.
Es un reto imaginar a un Cervantes previo a la escritura de El Quijote y contar cómo crece y se gesta el escritor ¿Cómo llega Julio Peña al proyecto?
Amenábar: Nadie sabía quién podía ser Cervantes, yo tampoco. Julio es uno más de una larga lista de actores jóvenes que estuvimos planteando en un momento dado yo flaqué. Él demostró mucha serenidad en ese momento porque yo volví a abrir el proceso de casting.Le propuse seguir explorando una vez más y ese día, cuando vino la prueba, me dijo, vengo liberado porque ya no formo parte de tu película y he venido a divertirme. Y en el momento que él empezó a divertirse, y sobre todo bajo a Cervantes del pedestal, porque era lo que nos estaba pesando, el pedestal de Cervante. Junto con la elección de Belén Rueda, esta ha sido la decisión profesional más acertada de mi vida.
Julio: Eso dice ¡espero que así sea, la verdad! Ha sido un lujo trabajar con Alejandro y creo que nos hemos entendido muy bien. Conocía de Amenábar algunas películas, Tesis y Los otros no había visto toda la filmografía, pero es verdad que ahora sí. Ha sido un personaje para el que había mucha presión pero nunca me planté decir que no. Te pasa por la cabeza mucho la pregunta de no sé si voy a estar preparado, pero creo que Cervantes era un personaje que podía tener cerca de alguna forma, con el tema de las historias.
Le vemos contar historias a sus compañeros, y el escritor se convierte en una suerte de actor
Julio: Llevo haciendo teatro desde los 10 años y definitivamente esta película tiene mucho de eso, sobre todo esos momentos en el patio de cautivos claro, al final yo tenía a toda la figuración delante escuchándome, tienes que contarlo para alguien, tienes que hacer algo de teatro para cautivar, además me gustó mucho porque todos los figurantes, que son una gran parte de la película, siempre se me acercaban después de estos momentos de historia a felicitarme porque les había gustado mucho.
¿Siempre estuvo sobre la mesa escenificar esta teoria de la homosexualidad de Cervantes?
Alejandro: Cuando haces una película basada en personajes históricos, en este caso, te mueves entre lo probado, lo probable, lo improbable y lo imposible. Y esto formaba parte de lo probable. Me parecía que era el material perfecto para hacer un gran melodrama histórico.
Julio: La imagen que tiene cada uno de cervantes en la cabeza es muy particular porque es muy particular. A lo mejor alguien me ve y dice ‘eso no es Cervantes’, bueno está bien, también es lo que hay. No siento responsabilidad, la verdad es que no estamos reescribiendo la historia, tampoco estamos imponiendo nada. Alejandro estudió mucho a Cervantes, se hizo un estudio bastante exhaustivo de todo ese periodo de Argel y esta es una de las hipótesis, nadie dice que es la realidad, pero no sé si alguien se atreverá a decir que es imposible.
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