Crítica ‘A Complete Unknown’: inofensivo biopic para el triunfo de Timothée Chalamet

A Complete Unknown

★★★

“La historia de un momento en la vida de un joven músico, asfixiado por el aburrimiento del lugar donde creció, que lo deja todo para irse a Nueva York, y abandona todo lo que conoce”. Así le definió James Mangold a Bob Dylan A Complete Unknwon y así es A Complete Unknown. Ni más ni menos. Es la historia de Bob Dylan porque así se llama el personaje y suena su música, pero poco le importa profundizar en el genio del de Minnesota más allá de lugares comunes o de clichés propios del género en el que se enmarca el filme.

A Complete Unknown es un convencional e inofensivo biopic sobre el joven Dylan que llegó a Nueva York y en muy poco tiempo revolucionó una música que parecía estar apagándose frente a las electricidades de los Beatles, los Stones o los Kinks. De lo más interesante, de hecho, es ese enfrentamiento que expone entre los músicos y deseos de aquellos años: Seeger frente a Dylan y ese Johnny Cash por ahí siempre auténtico a sí mismo. Y a pesar de todo o precisamente por eso, es una película perfectamente disfrutable porque no pretende ser otra cosa que la presentación de un ídolo que quizá para nuevas generaciones quedaba demasiado atrás, sin olvidar a las generaciones que convivieron de forma más cercana con su música y encuentren en la interpretación de Timothée Chalamet y todos esos guiños a sus primeros grandes éxitos cierta nostalgia.

Chalamet se ha esforzado y brilla en su composición de Dylan, especialmente incluso sobre el escenario, tirando de su propia voz rasposa sin caer en una imitación fácil. Los personajes femeninos, especialmente la simplificación de Joan Baez, es quizá de las partes más tristes del filme, así como esa falta de contexto de la época en aquel Greenwich Village aunque, por suerte, ya nos contó muy bien A propósito de Llewyn Davis (a través de la figura de Dave Van Ronk, que aquí interpreta Joe Tippett en un anecdótico papel). Porque esto va de los que sí triunfaron incluso a su pesar, como Dylan, en aquel irrepetible momento.

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