Crítica de ‘La casa al final de la curva’: Angustioso complejo de héroe

La casa al final de la curva

En La casa al final de la curva, Ben Foster se camufla en un hombre corriente que carga con los males de la sociedad actual.

★★★

El talento del actor Ben Foster está ampliamente confirmado y aplaudido, a pesar de que los premios aún no lo certifiquen. Es un actor de método, de su propio método, que disfruta (y sufre) convirtiéndose en personajes que le han llevado a un tipo de gloria un poco en los márgenes de los brillos de Hollywood. Porque no le han dado la oportunidad o porque él lo habrá elegido así (una mezcla de ambas cosas será), en casi 30 años, ha llevado una carrera que parece poner siempre delante al personaje que va a interpretar, su complejidad y su unicidad, que cualquier otro elemento. Algo que se entiende muy bien en este thriller psicológico en el que interpreta a un hombre corriente, un padre de familia con bonita casa nueva, buen trabajo, un tipo que encontrarse por el barrio y quizá ni fijarse en él porque no hay nada que llame la atención.

Esa invisibilidad la utiliza a su favor, llevando una vida tranquila en la que parece haber conseguido todo lo que la sociedad nos señala como éxito: mujer guapa (Cobie Smulders), hijo encantador y un buen trabajo para comprar una gran casa fuera de la ciudad. También es lo que él esperaba de sí mismo y probablemente. Y aun así, se mueve por el mundo sin destacar porque quizá vive dormido, amodorrado, acomodado. Hasta que un día, un accidente de coche delante de su casa nueva (provocado por esa curva de la carretera a la que mira su gran ventanal), le despierta. Un clic que le transforma en un hombre que no entendemos, que no cae bien, que sin parar a pensarlo, decide convertirse en el héroe que nadie le ha pedido que sea.

El segundo largometraje de Jason Buxton (Blackbird) habla a partir de este protagonista de esa masculinidad perdida en la actualidad. De la fragilidad con la que se mueve, de su falta de conexión con los que tiene alrededor, que sigue mirando para adelante, intentando destacar, ser los héroes, aunque por el camino se carguen todo. Entre el drama familiar y el thriller psicológico, se apoya totalmente en la actuación de un Ben Foster al que quizá esta vez sí se le intuyan las costuras de la construcción del personaje, pero que aun así nos lleva por este solvente suspense que habla de la soledad y la depresión, de hombres que no saben reconocer su necesidad de conexión.

© REPRODUCCIÓN RESERVADA