‘F1’, cine de alta cilindrada: Pitt y Bardem emocionan dentro y fuera de la pista

‘F1’, cine de alta cilindrada: Pitt y Bardem emocionan dentro y fuera de la pista

F1

★★★★

Joseph Kosinski y Jerry Bruckheimer lo han vuelto a hacer. La dupla quema rueda con una superproducción que apunta a ser la más ambiciosa del año. F1 no va a reinventar el cine deportivo, pero lo lleva al límite en un despliegue sensorial desde el primer plano apostando todo a una experiencia inmersiva que se vive en la pista y en boxes y entiende la Fórmula 1 como un deporte de equipo.

Brad Pitt se sube a su monoplaza como el experimentado Sonny Hayes, un piloto que regresa de un largo retiro y que arrasó en los 90 hasta que un accidente acabó con su carrera. La presencia y el magnetismo de Pitt son más que suficientes para sostener un relato que roza el exceso en muchos momentos y una premisa que ha tenido que tomarse algunas licencias para remover al espectador en su asiento durante las carreras. Damson Idris, que encarna a su novato compañero, aporta equilibrio y energía joven en un dúo que funciona tanto enfrentado, como trabajando juntos. 

Rubén Cervantes, interpretado por Javier Bardem, es el antiguo compañero de Hayes que le contacta para ayudarle a salvar al equipo del que ahora es propietario. El español emociona en pantalla con un personaje que se pone en el lugar del espectador, le acompaña a los rincones menos concidos, y reconocidos, de los equipos de f1 y se muerde las uñas con cada curva. 

A bordo de coches de f1 reales, con cámaras montadas al milímetro y un diseño de sonido que hace temblar las butacas, la película convierte cada vuelta de circuito en un torbellino físico. Vista en IMAX, la propuesta alcanza su máxima carga de adrenalina: no se trata de ver carreras, sino de sentirlas. Si eres un apasionado de este deporte serán más de dos horas vibrantes y disfrutarás de la coreografía ensayada con precisión extrema a la que se somete el quipo para asistir en boxes. Si nunca has visto una carrera, cuando salgas del cine esta será solo la primera de muchas. 

La apuesta es clara: emoción, velocidad y un amor evidente por el automovilismo. Si se entra buscando puro realismo o sutilezas dramáticas, quizá hay que aflojar con las espectativas. Pero si se busca espectáculo de alto nivel, una mirada más que cercana al deporte de élite y ver alguna que otra cara conocida en la pista haciendo sus pinitos como actor, este es tu sitio.

Sonidos metálicos, cámaras subjetivas, curvas imposibles a velocidades de infarto. Visualmente impresionante e abrumadora. 

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