★★★½
Creado por el escritor Michael Bond, Paddington apareció por primera vez en 1958 y desde entonces se ha transformado en un símbolo de la cultura pop británica. Con su ropa para la lluvia, su gran amor por la mermelada, sus buenos modales… es el ejemplo del buen inglés. Referente para niños y mayores.
La primera película basada en el personaje y sus historias, estrenada en 2004, dirigida por Paul King, supo traducir muy bien todos esos elementos que hacían al oso de peluche un éxito familiar sin complejos, con risas y buenos mensajes. La segunda, estrenada en 2017, mantuvo el nivel de taquilla e incluso mejoró el de crítica en gran parte gracias al villano creado por Hugh Grant (para el que despegó aquí una nueva era en su carrera actoral de señores malos). La tercera llega ahora con muchos cambios, nuevo director (Dougal Wilson), nuevos guionistas (Jon Foster, James Lamont, aunque son los míos que la serie que amenizó a los niños ingleses en pandemia) y nueva madre de los Brown (Emily Mortimer sustituye a Sally Hawkins), también nosotros estamos cambiados, pero Paddington sigue siendo un educadísimo, tierno y entretenido oso al que seguir a todas partes, la verdad.
“Abrazar el riesgo” es el slogan de la empresa en la que trabaja el señor Brown (aún el educado Hugh Bonneville) y es también un poco el leit motiv de esta tercera entrega que regresa al origen: a la selva de Perú de la que Paddington una vez salió. Cuando el osezno se entera de que su tía Lucy ha desaparecido, se lanza a un avión y cruzar el mundo para rescatarla acompañado de los Brown que no están todos igual de entusiastas con la aventura.
Al llegar a la selva, su primera parada es la casa para osos jubilados que lleva una monja simpatiquísima interpretada por Olivia Colman (si algo se agradece de la saga es que siga trayendo grandes estrellas de cine a interpretar villanos y villanas de cuento), con todo lo bueno de la actriz de The Crown, incluida su referencia a Julie Andrews en Sonrisas y lágrimas.
Más adentro en la selva, llega otra referencia cinematográfica Fitzcarraldo y su fiebre dorada, en el personaje caricaturesco de Antonio Banderas, cegado por encontrar el mítico tesoro de El Dorado. Junto a él, Carla Tous, como su hija, en el papel quizá más emocional del filme.
Con menos momentos de risas, Paddington: Aventura en la selva sigue siendo un buen divertimento para público infantil, familiar y todo aquel que quiera pasar un entretenido rato de aventuras, de abrazar el riesgo, el viaje familiar como forma de reconexión y repasar la idea de la importancia de tu tribu y tu casa, que pueden ser varias y estar en distintas partes del mundo.
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