★★★
Wolfgang tiene 10 años, un cociente intelectual de 152 y espectro autista, acaba de perder a su madre y tiene que vivir con su padre al que no conocía. En esas circunstancias arranca la película de Javier Ruiz Caldera, un director que nos tenía acostumbrados a un cine de muchas risas del que, aquí, pareciera alejarse mucho. Y, sin embargo, mantiene esa empática y limpia mirada hacia sus personajes que siempre forman parte hasta de sus películas más gamberras, como Spanish Movie. Aquí, esa mirada era más necesaria que nunca, el tema exigía una sensibilidad particular para que ni las altas capacidades ni el Asperger fueran el centro, el foco, sino sólo una parte más del escenario en el que se mueven estos dos protagonistas, un padre y un hijo conociéndose.
El padre, por cierto, es totalmente opuesto al hijo. Actor con un papel recurrente en una serie diaria, soñando siempre con tener su gran oportunidad en el cine. Sueños alimentados por un representante motivado (divertidísimo Berto Romero) y porque sigue siendo un adulto alojado en la adolescencia, es decir, sin grandes responsabilidades… hasta que aparece Wolfgang en su vida.
Miki Esparbé, como el padre, y Jordi Catalán, como el hijo, forman una extraña y encantadora pareja en Wolfgang (Extraordinario) que nos va llevando por una película familiar distinta a lo que últimamente copa nuestras pantallas. Esta es una película con momentos de sonrisas y con (muchos) momentos de lágrimas. Es una película que no se esconde, que habla abiertamente y de frente sobre la muerte, aunque sea tan difícil como la de una madre. Precisamente, hace hincapié en no contarles mentiras ni ocultarles la verdad a los pequeños, esa necesidad de comunicación con ellos para que ellos mismos vayan encontrando sus herramientas para comunicarse.
A Wolfgang, pianista soberbio, mucho más inteligente que su padre, lo que más le cuesta es justo socializar y empatizar, entender y relacionarse con otros; y eso, a veces, es lo que sin darnos cuenta nos falta a muchos adultos… y ahí sí está el foco de esta película, acompañado, claro, por la música como una de las formas artísticas que también nos ayudan a curar, desbloquear, comunicarnos y relacionarnos.
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