“Cada día ahorcaba el suyo, empalaba a este, desorejaba aquel (…) Sólo libró bien con él un soldado español llamado tal de Saavedra”, escribió Miguel de Cervantes en El Quijote, donde cuenta la historia de un cautivo a manos de los moros y en la que se incluye a sí mismo. Este fragmento de la novela más famosa de la historia de la literatura ha inspirado al cineasta Alejandro Amenábar, que lleva ahora al cine, en El cautivo, los cinco años que el escritor estuvo preso en Argel.
La película no es la narración lineal del tiempo encarcelado; el director y guionista juega con esa realidad y con las historias que Cervantes inventaba y contaba a otros prisioneros. Los hombres capturados eran vendidos como esclavos, con la excepción de los “principales”, personajes de la nobleza que quedaban a la espera de que sus familiares pagaran por ellos un rescate. El escritor pasó ese tiempo organizando planes de fuga —cuatro en total— e inventando relatos para entretener a sus compañeros. También se ganó la atención de Hasán, el poderoso y cruel bajá de Argel. Y fue su imaginación y la relación que se estableció entre ellos dos lo que le salvó la vida.
Julio Peña (A través de mi ventana, Berlín) es el protagonista de esta aventura, en la que le acompañan Miguel Rellán, dando vida al clérigo portugués Antonio de Sosa y narrador de esta historia; el italiano Alessandro Borghi, en el papel del bajá; Fernando Tejero, como el cura traidor Blanco de Paz, y Luis Callejo o Roberto Álamo, entre otros.
“Contar la historia de uno de los mejores contadores de historias de todos los tiempos empezó como un reto narrativo y ha acabado convirtiéndose en una de las experiencias más personales de mi carrera”, dice Alejandro Amenábar, autor también de la música de la película. ¿Cuál sería la mejor manera de contar la historia de Miguel de Cervantes?, se preguntó el cineasta al inicio de este proyecto, un trabajo que partió de un argumento creado por él mismo junto a Alejandro Hernández, y en el que se profundiza especialmente en el poder de la fantasía y la imaginación, en el tesoro que se esconde detrás de cada historia.
El cautivo es una película de época que revela muchas claves de la vida del escritor, pero también de ese siglo XVI. Además, es un relato de traición, miedo a la muerte y de resistencia. Y, finalmente, es una historia de amor, la del bajá de Argel, completamente fascinado por el joven Miguel de Cervantes.
“Decidí tirar sin miedo de ese hilo, completando desde la ficción las incógnitas de su cautiverio argelino, buceando en lo que Juan Goytisolo, gran experto cervantino, denominó vórtice, ese misterioso remolino al que Cervantes volvía una y otra vez a través de su obra. La opción narrativa propuesta en la película es tan sólo una de las posibles, pero para mí la más plausible, la más sugerente de todas y, por qué no decirlo, la más hermosa”, dice Amenábar.