No iba para actriz, pero Mario Casas ha cambiado su presente y, quizá, su futuro, al elegirla como coprotagonista, junto a Óscar Casas, de su primera película como director.
Por María Sanz.
Candela González (Alhaurín el Grande, 1998) empezó Sociología porque se veía dedicándose a la política. Un año después, el tiempo que necesitó para tomar conciencia de que a ella lo que le gustaba era el cine, cambió a Comunicación Audiovisual.
En esas estaba, pensando en trabajar en temas de producción, cuando la contactaron por redes sociales para participar en un casting. Pensó que era un error y, en un principio, ni siquiera respondió a la invitación. Hasta que descubrió que habían dado con su perfil a través de una ayudante de casting a quien conocía. Hizo una primera prueba y pensó que no la llamarían jamás.
Lo mismo ocurrió con la segunda. Y con la tercera. Casi un año después del primer casting, Mario Casas le dijo que el papel era suyo. A pesar de que ser actriz no entraba en sus planes, González ha terminado interpretando a una de las protagonistas de Mi soledad tiene alas, la ópera prima del actor de Tres metros sobre el cielo como director.
En la película, Candela es Vio, una chica que no ha tenido una vida fácil, que ha aprendido a luchar por su futuro y a sacar carácter para defender sus decisiones hasta el final. “Para prepararme el personaje tuvimos muchas semanas de ensayo. Estuvimos aprendiendo a leer un guion porque yo no sabía cómo enfrentarme a ello ni cómo construir el personaje. Pudimos ir sacando esa emoción del guion y pasándola a la actuación”, recuerda sobre una experiencia que desembocó en un rodaje por el que se siente muy agradecida. “Yo me he puesto en las manos de Mario Casas desde el primer momento.
Me ha hecho sentir muy segura, que supongo que es muy difícil para una persona que no ha actuado nunca. Creo que cuando eres actor y sigues un método, puedes pasarlo muy bien, pero también tienes momentos de fragilidad y tener a alguien que te calme es muy importante”, cuenta.
No resulta extraño, por tanto, que el gusanillo de la interpretación se le haya metido en el cuerpo. “Ojalá pueda tener más oportunidades como esta porque ha sido maravilloso”, dice. “Quiero seguir haciendo proyectos que me lleven a otros lugares porque el de la actuación es muy creativo y muy emocional, y el de la producción, sin embargo, es todo lo contrario, muy racional, y es algo que no quiero perder porque también me apasiona”.
No dejará tampoco de lado el rap, el hobby que la ayuda a conectar consigo misma y con un entorno al que se refiere cuando se le pregunta por cómo puede cambiar su vida. “La fama efímera es algo que me da bastante miedo y no quisiera que me afectase de manera negativa”, explica con calma y los pies en la tierra. “Al contrario, quiero disfrutar de todo el proceso y de ver que mi vida cambia en algunos aspectos. En otros, estoy segura de que no va a cambiar mientras tenga a mi familia y a mis amigos cerca”.
© REPRODUCCIÓN RESERVADA
