Ernesto Sevilla protagoniza ‘Sin cobertura’: “Disfruto más estando detrás de la cámara que delante”

Ernesto Sevilla protagoniza ‘Sin cobertura’: “Disfruto más estando detrás de la cámara que delante”

Hablamos con Ernesto Sevilla, que protagoniza la nueva comedia para toda la familia de Mar Olid: 'Sin cobertura'.

Hablamos con el chanante coprotagonista de Sin cobertura, una comedia para todos los públicos que mezcla humor blanco y viajes en el tiempo. Perfecta excusa para que nuestro hombre nos descubra que, para él, actuar es un disfrute tirando a regulero.

Cuenta Javier Cansado en el documental Los años chanantes que, la primera vez que vio uno de los chiflados sketches de la mítica La hora chanante de Paramount Comedy, llamó a su socio Carlos Faemino: “Estos tíos nos van a quitar el sitio”. El vaticinio no se cumplió, porque había espacio para una armónica convivencia, pero Cansado sí acertó pronosticando que ese grupo de jóvenes dementes había llegado para quedarse. A medio camino entre la genialidad y el despropósito, el humor a cascoporro que proponían aquellos pirados se convirtió en una referencia que, dos décadas después, sigue en la memoria de toda una generación que les descubrió en cintas de VHS de un contrabando de estar por casa, o en un YouTube primigenio que todavía no era la plataforma más usada del planeta.

Con la casi clandestina La hora chanante, programa mensual emitido desde 2002 en un canal por satélite que casi nadie tenía en casa, empezó todo para Joaquín Reyes, Julián López, Carlos Areces, Raúl Cimas y Pablo Chiapella. Y también para el pegamento de tanto talento, un Ernesto Sevilla que los conocía a todos de la infancia, del instituto o de la Facultad de Bellas Artes. Desde aquellos lejanos y viejunos orígenes hasta hoy, la banda al completo se ha convertido en parte indispensable del panorama audiovisual español, separando unos caminos que, en realidad, no han dejado de converger.

Pero centrémonos en el caso que nos ocupa, el del tipo que inmortalizó al Gañán, después reconvertido en Marcial Ruiz Escribano (¡al fresco!), y a Bocaseca Man, el superhéroe con la lengua como un gatete. Charlamos con Ernesto Sevilla (Albacete, 1978) a propósito del estreno de Sin cobertura (en cines el 22 de agosto, más información en pág. 47), una comedia para todos los públicos en la que ejerce de padre de una familia que viaja en el tiempo hasta la Edad Media para redescubrir los vínculos que habían olvidado que tenían. Y aunque el periodista reprima iniciar la conversación con un “¿qué pasa, artista, qué marcha me llevas?”, le resulta inevitable acudir en varios momentos a la memoria chanante. En nuestra charla hablamos de aquel fenómeno, por supuesto, pero también de cine, de timidez, de humor blanco, de José Luis Cuerda y de la fama.

Santiago Segura abrió el melón del cine familiar y ahora es un no parar…

Sí, ha sabido tocar la tecla y es un modelo a seguir. Acabo de rodar con él la segunda parte de La Navidad en tus manos, ya hicimos la primera y yo también aparecía en Torrente 4. Creo que es un referente de ese cine familiar que disfruto mucho haciendo. En realidad, hay una gran tradición de cómicos que han tocado el género, y pienso en Chevy Chase, Steve Martin o Robin Williams. Ese tipo de humor blanco para todos los públicos es muy atractivo y tiene sus ventajas: al hacer un humor más canalla, siempre hay un chiste que te rasca, abierto al debate. Un chiste que te parece que va demasiado lejos y el director te dice que no, o viceversa. Con el humor blanco está todo más claro: haces el trabajo y luego no te sientes sucio en tu casa (risas).

Sin cobertura

En Sin cobertura eres padre de familia, viajas en el tiempo, te vistes con una armadura y levantas una espada como en Juego de tronos.

Era un plus, ese ingrediente fantástico que, de repente, te lleva a la Edad Media. Y confirma algo que me viene sucediendo de un tiempo a esta parte: siempre me ofrecían personajes de golfo, no sé por qué [risas] y ahora me llegan papeles de padre. En su momento me hizo ilusión, siempre es divertido cambiar de registro.

Hacer humor blanco… ¿supone un cambio de chip muy radical para un cómico?

No, al final sigues haciendo humor. Es como el panadero, que igual te hace una baguete que una integral. Simplemente manejas otro tipo de códigos, pero a mí no me cuesta nada cambiar el chip. Incluso me parece relajante. Lo que te decía, haces el trabajo y no tienes que cuestionarte nada. Luego, en tus espectáculos en directo, en un teatro o en un bar, puedes ser todo lo bestia que quieras, y así debe ser. Pero hay que reivindicar el humor blanco, no es peor que el canalla. Yo lo he practicado desde La hora chanante, que era un programa muy experimental con sketches muy blancos, de slapstick, transversales. Soy fan de ese humor más familiar, Mr. Bean, Buster Keaton…

Una de las ramas que se derivan de tu oficio de cómico es la del cine. ¿Cuál es tu ambición en ese ámbito?

Pues es muy humilde. De hecho, no tengo ninguna. Respeto mucho la profesión de actor, me divierte cuando me llaman y trato de hacerlo lo mejor posible. Si dejan de llamarme… pensaré que ya estaban tardando. Pero ambición, no tengo ninguna. De hecho, me interesan otros ángulos, disfruto más estando detrás de la cámara que delante.

Lo normal es que el cómico dé la cara.

Ya, pero es que lo mío ha sido un accidente total. Empecé de guionista en Paramount Comedy y pensaba que escribiría toda la vida. Ocurre que todos se animaban a hacer monólogos y yo, por ser uno más, también me puse a ello. Y después ya vino La hora chanante. Reconozco que me divierte actuar, pero me sorprende haber llegado hasta aquí [risas]. De hecho, durante muchos años, me resultaba muy difícil salir al escenario: aquellos nervios justo antes de actuar eran terribles. Luego se me ha ido pasando, aunque no del todo, porque nunca se pasa del todo, pero entonces lo pasaba muy mal porque soy muy tímido. Lo más duro era enfrentarme al escenario. Luego llegan las risas y te van llevando, pero el primer paso es duro.

¿Estar más a gusto tras la cámara se explica por esa timidez?

Probablemente. Creo que empecé a actuar casi como reto personal. Pensaba que me ayudaría a vencer o a gestionar mi timidez. Y me ayudó mucho. Lo aconsejo a todo el mundo: no digo actuar, pero sí hablar en público, sobre todo si eres un tímido como yo era y sigo siendo.  

Sin cobertura

Más allá de la timidez, ¿qué te ha enganchado de dirigir?

El proceso de creación. Si el proyecto es tuyo, piensas la historia desde el principio, el casting, las localizaciones, el trato con los actores, dónde poner la cámara, cómo será cada plano… Eso me gusta especialmente, pensar qué plano contará mejor la historia. Es un curro mucho más completo, y entretenido, porque cuando actúas en una película siempre estás esperando, las horas se hacen eternas. Empecé haciendo mis pinitos en La hora chanante y en Muchachada Nui, luego ya hice series y Camera Café, que es mi única película. Y me dije que iba a tomármelo más en serio, porque veía que era la parte del trabajo que más disfrutaba.

Ese interés por dirigir, ¿va más allá del humor?

No me importaría dirigir otro tipo de cosas, pero es cierto que estoy muy cómodo en la comedia. Porque creo que es un género muy amplio. Algo que se le puede achacar al cine comercial español, que está muy bien, es que podría ofrecer más variedad en la comedia, estaría bien explorar otros tonos. También te digo que, si me ofreciesen dirigir una película de terror, pues estaría encantado, pero no creo que a nadie se le ocurra. Tendría que empeñarme yo, y convencer de que me dejaran hacerla. Y quizás tendría que quitar mi nombre de los créditos, como hizo Mel Brooks cuando produjo El hombre elefante.

Acabas de dirigir Rafaela y su loco mundo…

Estamos en montaje. Es una serie loquísima. Hacía tiempo que no hacíamos algo tan loco, lo es incluso más que La hora chanante. La ha escrito en solitario Aníbal Gómez, que es la mitad de Ojete Calor… yo creo que él es Ojete [risas]. Tiene muchas influencias chanantes, y ahí estamos Joaquín Reyes, Carlos Areces y yo dirigiendo, y en el equipo técnico hay un montón de gente con la que hemos trabajado mucho. Ingrid García-Jonsson es la prota, y está Arturo Valls, que es íntimo nuestro… Ha sido volver a trabajar entre amigos. Una cosa muy loca. Café para los muy cafeteros.

Hablabas de abrir los tonos de la comedia española. Si alguien lo hizo, fuisteis los chanantes.

Éramos un grupo de amigos, y como todos los grupos de amigos teníamos nuestros propios códigos y nuestras propias bromas. Lo que hicimos fue convertirlas en sketches. Y añadir referencias: estábamos muy influenciados por los Monty Python, y por la cosa del humor manchego de José Luis Cuerda, que puso Albacete en el mapa con Amanece, que no es poco, y que era un faro para nosotros. Pero vamos, en el fondo éramos amigos haciendo lo que nos hacía gracia. Pongo muy en valor que creamos un equipo. Cuando lo logras, es casi indestructible. Por eso se creó algo tan especial y tan complicado de conseguir, que surgió de forma natural.

¿Es más complicado de conseguir que de mantener?

Mantenerlo es muy complicado, efectivamente. En el fondo se parecía mucho a tener un grupo de rock, también éramos jóvenes y actuábamos en directo. De repente llegó todo a la vez: la fama, la gestión de egos… lo que les ocurre a los grupos de música en ese punto tan especial que tuvimos. La magia sucedió en el momento preciso y en el lugar adecuado. Y es muy complicado que se pueda repetir.

Antes me hablabas de vuestra explosión, cuando empezasteis a gestionar la popularidad. Me contaba David Verdaguer que era tremendo ir contigo de cañas por Madrid…

Bueno, yo creo que una de las mejores cosas que puedo ofrecer es que te vengas a tomar unas cañas conmigo, porque te lo vas a pasar bien. Ir a tomar cervezas a los bares es mi afición favorita. Y siempre hay alguien que me reconoce, pero también te digo que Verdaguer exagera un poquito. Creo que mi fama es bastante de estar por casa, bastante manejable. De vez en cuando me saluda alguien, de vez en cuando me tengo que hacer alguna foto, pero también me invitan a cañas. Así que lo comido por lo servido [risas].

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