En El talento, de Polo Menárguez, coescrita con Fernando León de Aranoa, Ester Expósito se transforma en una prometedora violonchelista a punto de perderlo todo.
Arthur Schnitzler escribió hace un siglo La señorita Else en la que criticaba la hipocresía de la alta sociedad y los abusos de poder a través de la proposición indecente que recibía su protagonista. Inspirados en ella, Polo Menárguez y Fernando León de Aranoa trasladan esta historia a la actualidad en El talento, un filme producido por Reposado PC y The Mediapro Studio sobre “la dignidad de la mujer y sobre cómo la mujer se puede usar como moneda de cambio”, dice Menárguez.
Ester Expósito es Elsa en este retrato brutal de las clases altas, un thriller psicológico en el que esta chica, prometedora violonchelista, ve cómo su talento y sacrificio pueden ser inútiles ante el desclasamiento.
La película está basada en una novela escrita hace un siglo, ¿cómo de actual sigue siendo todo lo que cuenta la novela? Da un poco de miedo pensar lo poco que han cambiado las cosas en cuanto a machismo, abuso de poder…
Creo que es muy actual porque, por desgracia, sigue pasando. Pero también porque, por suerte, se ha empezado a hablar y a denunciar. Y empieza a haber por primera vez consecuencias reales, como hemos visto en EE UU con el movimiento Me too. Pero, por supuesto, queda mucho camino por recorrer y aún hay demasiado silencio, miedo e impunidad.
No sé si conocías la novela o la leíste a posteriori, o preferiste no hacerlo para preparar el papel.
No conocía la novela, me la trajo Polo a nuestra primera reunión hace cinco años cuando nos conocimos. Aunque hay muchas diferencias con la película, la leí para ver de dónde nacía todo y para impregnarme de la atmósfera de lo que ocurre en la historia.
Más allá de la novela, ¿qué es lo que primero te atrajo del guion y en concreto de tu papel para aceptar el reto?
Me atrajo el viaje emocional tan intenso que transita Elsa. Los dilemas y las contradicciones a las que se enfrenta. Su arco de niña a mujer. Y, por supuesto, el reto del violonchelo. Nunca he tocado ningún instrumento ni sé leer partituras, etc. La preparación con el violonchelo ha sido lo más difícil que he hecho en mi carrera. Pero ha sido muy gratificante y enriquecedor. Elsa siempre me pareció una joya de personaje, de esos que no se repiten, desde el primer momento en el que leí el guion.
Lo que le ocurre a Elsa, tu personaje, es que se da cuenta de que con talento no se consigue todo… ¿cómo resuena esto para ti? ¿Crees que sigue siendo así, que hace falta mucho más, tu bagaje familiar, la suerte, tu entorno, la clase social… para llegar a triunfar en algo hoy día?
Efectivamente, con el talento no se consigue todo. Para empezar, hace falta determinación, disciplina y acción. Suena fácil, pero no lo es. Y luego, por supuesto, el entorno, la familia, condiciona tu punto de partida. También hay una gran parte de azar, destino o como lo queramos llamar. Está el deseo o la pasión, la preparación o la formación, pero luego hay que estar en el momento y lugar adecuados para que pasen las cosas. Por eso es tan complicado.
¿Hay una parte importante de sacrificio? Como le pasa a tu personaje…
Siempre que hay metas, hay sacrificio. Por mucho que te guste lo que haces, si tienes objetivos, tienes que poner tu energía y tiempo ahí, y todo lo que eso implica viene con sacrificios. También las consecuencias del éxito son un sacrificio en sí. Porque no todo es bonito y divertido. Hay cosas que uno no elige cuando le va bien en esto y con las que tiene que tragar, le guste o no. Como la exposición mediática; que te graben o te fotografíen sin permiso en tu día a día, que se hable de tu intimidad, que se mienta con total impunidad sobre ti y tu vida, que se te critique, y un largo etcétera con el que no quiero aburrir.
La cosificación o banalización de los cuerpos es algo presente también como tema en el filme… que resuena mucho con lo que vivimos hoy en día, ¿cómo quisisteis transmitirlo hacia el espectador?
Aunque, por supuesto, la película invita a la reflexión sobre múltiples cosas y tiene mensajes muy potentes, lo bueno que tiene es que es una historia en sí que está llena de contrastes y verdad, como la vida misma y es algo que le podría pasar a cualquiera. Por tanto, no nos enfocamos ni nos obsesionamos demasiado con cómo transmitir un mensaje específico, sino con contar lo que les ocurre a los personajes con la mayor honestidad e implicación posible. Si hemos conseguido eso, el mensaje se transmitirá solo.
Sin destripar nada, hablamos, por ejemplo, de la escena de la piscina, ¿fue una escena especialmente complicada de rodar?
La escena de la piscina se grabó en dos o tres noches seguidas. Fue complicada porque apenas hacíamos pie, el agua no estaba caliente y pasábamos muchas horas ahí metidos. Pero fue muy divertido y es de los momentos que mejor han quedado visualmente en la película, así que mereció la pena completamente.
¿Cuál habría sido la escena o parte más complicada para ti?
Todas las escenas de violonchelo fueron las más complicadas para mí. En otras películas solían ser las más exigentes o complejas emocionalmente, pero en este caso, el violonchelo es tan difícil que esos momentos eran los que más me preocupaban y más nerviosa me ponían.
Por ejemplo, el tono del filme también es muy medido, es casi un thriller psicológico, que se va tensando, sin dejar de lado toda esa parte de mensaje social… ¿cómo lo trabajasteis en rodaje y entre todo el equipo?
Todos los compañeros estábamos volcados en el rodaje y queriendo dar lo mejor de nosotros. Eso facilitó y ayudó mucho a que siempre hubiera la concentración necesaria. Polo fue muy buen capitán de barco y supo generar un óptimo ambiente de equipo con la calma, confianza y entrega que eso significa.
¿Trabajasteis con referentes cinematográficos? ¿Comentaste con Pol y/o Fernando León de Aranoa otros filmes? Por el tono, el personaje, la atmósfera…
Comentamos Eyes Wide Shut, pero más por una cuestión de atmósfera que por algún personaje en concreto. También Polo y yo hablamos de Tar y de Whiplash como referencias que tuvieran que ver con la música y con instrumentos.
Por último, algo más light… ¿tuviste que dar muchas clases de violonchelo? ¿Cómo preparaste esa parte del personaje, ese “talento”?
Estuvimos dos meses aproximadamente ensayando con el violonchelo. No recuerdo cuántas clases fueron, pero fue muy complicado. Yo empezaba completamente de cero; no sé leer una partitura ni toco ningún instrumento. Y el violonchelo es de los más difíciles, entre otras cosas por su magnitud y la fuerza o destreza física que requiere. Fue un reto enorme pero muy interesante y Julia, la violonchelista que tuve de coach, lo hizo muy divertido y ameno. Por otro lado, todo el estrés que me generó la preparación con el violonchelo lo utilicé a favor del personaje, ya que, como me comentó Julia, el mundo de los instrumentos y la música clásica puede ser muy duro y tormentoso. Así que lo que yo sufriera con el instrumento, aportaba y ayudaba a la obsesión y autoexigencia de Elsa.
@ David Herranz (2), Unai Mateo (1) – TMS
El talento se estrena el viernes 5 de septiembre en cines.