Barry Jenkins (Moonlight) explica la importancia que tiene para la comunidad afroamericana la historia de los protagonistas de Mufasa: El rey león, y qué le supuso personalmente enfrentarse a una película que, en un primer momento, parece pensada sólo para niños. ¿Cuál era el mayor reto? Superar el remake de Jon Favreau en realismo.
Por Roberto Croci
Tanto Moonlight (2016), ganadora de un Oscar, como El blues de Beale Street (2018) o la miniserie El ferrocarril subterráneo (2021) son títulos claramente para un espectador adulto. De hecho, Barry Jenkins nunca había hecho algo para público infantil, y esa ha sido una de las razones más importantes para aceptar el reto de rodar una precuela del remake de El rey león que dirigió Jon Favreau en 2019 y que fue un éxito arrollador. “Era una oportunidad para ponerme a prueba con un público joven, que normalmente no sería el mío”, nos cuenta.
¿Qué debe saber el público antes de ir a ver Mufasa?
Lo primero, que me sentí muy responsable, desde el principio. Tenía muchas ganas, la sentía muy mía. Luego, me gustaría que la gente conociera el enorme trabajo que hay detrás. El hecho de que todo el mundo conozca a Simba, Nala, Mufasa, Scar y Rafiki nos ha animado a esforzarnos más y mejor. El rey león es una de esas historias universales que todo el mundo admira. El rey león es un lenguaje global que todos compartimos. Es una gran responsabilidad que aceptamos.
¿Por qué Mufasa y El rey león son tan importantes en el ADN cultural de los afroamericanos?
Aunque El rey león es famoso en Europa, en América y en general en todos los países, a los afroamericanos nos dice algo especial, sobre todo la película de 1994. Está ambientada en el continente africano y Rafiki a veces habla en suajili o en zulú, dos lenguas representativas de nuestra cultura a menudo ocultadas al gran público. Fue también un modelo a seguir. Es una historia llena de valores nobles y dignos que elevan su relevancia, al tiempo que ofrece momentos de puro terror cultural.
¿En qué sentido?
La película se dirige directamente a los niños haciéndoles una pregunta muy cruda: “¿Cómo sería perder a un padre? ¿Cómo podrías vivir sin padre o sin madre?”. Les hace pasar por esa experiencia, pero no les hunde, sino todo lo contrario. Aunque al principio les asuste, acaban superando este miedo y hablan de ello con sus padres.
¿Qué te sedujo de Mufasa?
Para empezar, el guion de Jeff Nathanson. Me pareció maravilloso. Contaba la historia de dos familias, la que se crea entre Scar y Mufasa, y la que Mufasa construye y hace crecer a lo largo de la película. El rey león existe desde hace 30 años y damos por sentado que lo sabemos todo sobre su historia. Igual que damos por sentado que en el mundo sólo hay blanco y negro, el bien y el mal. El guion de Jeff, en cambio, nos invita a explorar zonas grises. Me refiero a Jeremy Irons y a su Scar de 1994, la definición del villano por esencia, el representante del mal.
Ahora bien, si prestamos atención a sus palabras, y a la forma en que las dice, nos damos cuenta de que hay una herida profunda en él, un dolor insoportable, algo muy oscuro en su pasado que le ha roto el corazón y que tal vez ha determinado su propia personalidad.
Lo que me interesa es esa especie de desgarro interno que sufre.
¿Cuál ha sido la parte más emocionante o difícil de este rodaje?
Trabajar en la película con el mismo equipo que Moonlight y El blues de Beale Street, estudiar, caracterizar y llevar a la pantalla expresiones humanas de personajes que no son personas. Como seres humanos tenemos una biblioteca enorme que me gusta llamar “memoria muscular”, que se ha ido formando a partir de mirarnos en el espejo, ver películas, estar en TikTok e Instagram.
Lo que más miedo me dio al abordar este proyecto fue que tenía que dar veracidad a una animación que había pasado del 2D de la película de 1994 a la animación utilizada en El rey león de Jon Favreau en 2019… Teníamos que aplicar expresiones realistas a las caras de los animales para un público de 2024, dando a los personajes una gama de expresiones humanas.
Nos ha hablado del punto de vista tecnológico, pero no del narrativo…
Para mí lo más importante es el guion, y el nuestro estaba francamente bien. Así que sólo tenía que trabajar en lo que es El rey león, una película que trata de las emociones humanas, que están en el ADN de esta historia. No se puede hacer El rey león y no afrontar un trauma, un dolor o una pérdida reales. Partí de emociones humanas increíblemente poderosas.
Dicho esto, podría decirse que les pedí a los ejecutivos que me dejaran hacer lo que mejor se me da. Con el tiempo (cuatro años tardamos), aprendiendo y asumiendo riesgos, llegamos al punto en que Mufasa es realmente una película de Barry Jenkins.
Fotos: Corey Nickols-Getty Images
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