Cuando Karate Kid se estrenó en junio de 1984, se convirtió en la gran sorpresa de un verano histórico, compitiendo en la cartelera con En busca del arca perdida, Cazafantasmas y Gremlins. Uno de los pocos que no acudieron a verla fue Jonathan Entwistle. Tenía una buena excusa: solo tenía un par de meses de vida. “Es un hito cultural, no conozco a nadie que no sepa quién es Miyagi o que no haya dicho alguna vez ‘dar cera, pulir cera’”, reconoce el creador de The End of the F**ing World* y Esta mierda me supera. Esas series, fenómenos adolescentes de esta década de los 20, lo convertían a ojos de los productores en la persona idónea para dirigir Karate Kid: Legends, la nueva entrega de una saga en constante reinvención. “Obviamente, había visto la trilogía original, pero lo que me reenganchó a la franquicia fue Cobra Kai”, explica Entwistle, alabando el enfoque que le dio Netflix.
Para Karate Kid: Legends, que llega a los cines el 8 e agosto, había que mantener la esencia de las primeras películas y elevar el listón de las secuencias de acción de Cobra Kai o la Karate Kid de 2010, pero Entwistle era consciente de que tenía que ir un paso más allá para conectar con las nuevas generaciones. “Quería que siguiera teniendo ese punto clásico, un poco de la vieja escuela, especialmente en las peleas callejeras, pero cuando llegásemos a la competición tenía que ser diferente”, reconoce. Casi como si de una versión súper acelerada de Street Fighter, el director se planteó la parte final de la película como “una secuencia de 12 minutos de artes marciales casi sin diálogo, tan emocionante como impactante a nivel visual”.
Para su primera experiencia en pantalla grande, Entwistle sabía que el principal reto era encontrar a un nuevo Karate Kid, alguien capaz de ejecutar complicadas coreografías de artes marciales, transmitir la emoción, el esfuerzo y la frustración de un pupilo y, lo más difícil, resultar simpático. “Es esa cualidad que comparten Peter Parker o Marty McFly, y es justo lo que vi en Ben Wang”, asegura el director sobre la joven estrella de la serie Chino americano. Por suerte para ambos, el peso no ha recaído exclusivamente sobre dos novatos. El gran atractivo de Karate Kid: Legends es el encuentro de Ralph Macchio y Jackie Chan, en ausencia del fallecido Pat ‘Miyagi’ Morita, las dos grandes estrellas de la franquicia. “Trabajar con ellos fue increíble”, asegura Entwistle. “Jackie, nada más llegar el primer día, rodó una escena de lucha muy compleja, lanzando sartenes y cacharros en la cocina. Se dislocó el hombro dos veces, se lo colocó y siguió trabajando. Respecto a Ralph, fue verle entrar en el set y parecía el mismo de la película original, como si tuviera 17 años de nuevo”.
Está por ver si Karate Kid: Legends inaugura una nueva etapa de la saga. Si sucede, Jonathan Entwistle ha apuntado algo en su lista de deseos: que Hilary Swank y Jaden Smith, los otros dos kids, se unan a la pelea.