Michel Hazanavicius habla de los horrores y bondades de la humanidad en ‘La mercancía más preciosa’: “Puedes abordar temas muy difíciles desde la animación de forma delicada”

Michel Hazanavicius habla de los horrores y bondades de la humanidad en ‘La mercancía más preciosa’: “Puedes abordar temas muy difíciles desde la animación de forma delicada”

La mercancía más preciosa

“Para mí, hay dos tipos de creadores: los que hacen una y otra vez lo mismo y los que buscan experimentar a cada paso y adentrarse en nuevos territorios. Supongo que yo estoy en la segunda categoría”. Así se define Michel Hazanavicius, cineasta francés especialmente recordado por su película The Artist, filme mudo que homenajeaba al cine clásico de Hollywood y que, en 2012, logró alzarse con cinco Oscar, incluyendo el de mejor película.

Desde su primer largometraje, Mes Amis (1999), Hazanavicius ha demostrado ser un incansable explorador de los géneros cinematográficos. Ha saltado de uno a otro sin miedo al traspié: de la comedia de terror al drama bélico, pasando por el biopic, la parodia o el cine familiar. Con La mercancía más preciosa, el cineasta da otro paso más en su carrera y se adentra por primera vez en el terreno del cine de animación para adaptar un cuento de Jean-Claude Grumberg.

“Érase una vez un pobre leñador y su esposa, que vivían en un gran bosque aquejados por el frío, el hambre, la pobreza y la guerra”, reza la sinopsis. “Un día, la mujer del leñador rescata a un bebé que es arrojado desde uno de los muchos trenes que atraviesan constantemente el bosque…”.

¿Cómo llega a tus manos el cuento de Jean-Claude Grumberg y en qué momento te das cuenta de que tiene sentido convertirlo en una película?

El productor me hizo llegar el texto, convencido de que me gustaría mucho y proponiéndome llevarlo a la pantalla. Pude leerlo antes de su publicación (salió al mercado en octubre de 2020) y, efectivamente, me enamoré muy rápido de la historia. Me conmovió muchísimo lo que allí se contaba y, sobre todo, me impresionó su tremenda fuerza, teniendo en cuenta lo simple que, al menos a priori, parece la historia. Teniendo las hechuras propias de un sencillo cuento infantil, me pareció un relato enormemente impactante. Por eso decidí hacer la película.

Se trata de tu primera película animada. ¿Qué te llevó a elegir esta forma para contar esta historia?

Desde el principio tuve muy claro que tenía que ser una película de animación. Creo que esta historia tan sólo se podía contar así. Para mí, además, la animación es al cine lo que el cuento es a la literatura. Es un recurso expresivo que te permite liberarte de ciertas ataduras que impone la realidad: cuando ves una película de animación, nunca dices “¡Esto es imposible!”. Por ello, puedes abordar temas muy difíciles desde la animación y hacerlo de una manera muy delicada, porque, como digo, no tienes que ser realista.

Además, para tratar un tema como el que se cuenta en la película, trabajar con imagen real y con actores de carne y hueso hubiese supuesto un riesgo, y quedaba muy lejos de mis intenciones resultar obsceno. Por todo ello, la animación era perfecta.

A día de hoy, la inmensa mayoría del cine de animación es en 3D. Sin embargo, tú optas por la clásica técnica bidimensional.

Sí, la película es en 2D. De nuevo, tiene que ver con la sensación que tuve mientras leía el cuento de Jean-Claude Grumberg. El relato pedía una textura más clásica y artesanal, alejada del 3D moderno propio de estudios como Pixar. La mercancía más preciosa necesitaba este sabor ciertamente rudimentario, así que, más que tomar como referencia o inspiración otras películas de animación, me fui directo al arte pictórico, a pinturas del siglo XIX e ilustraciones de los años 20 y 30 del pasado siglo. Fue así, poco a poco, como terminé dando con la textura y el estilo visual que finalmente tiene la película.

Además de la animación, el otro gran punto imprescindible que otorga a la película esa aura de fábula es la música. ¿Cómo fue el proceso de creación junto al compositor Alexandre Desplat?

Hacer una película de animación es un proceso muy largo. Pasamos cuatro años trabajando con imágenes, guiones gráficos, animática… Durante la mayor parte de este proceso, utilizamos músicas provisionales que nos sirvieran como guía para ir dando forma a la película. Había melodías de Bernard Herrmann, Samuel Barber, Michael Giacchino, Philip Glass… En fin, obras de grandes compositores que teníamos como referencia.

Y entonces entró Alexandre, que, tomando como punto de partida esa muestra musical que yo había preparado, compuso toda la banda sonora definitiva. La verdad es que su trabajo fue fundamental para dar consistencia a la narración. Hablamos mucho sobre los sentimientos que cada tramo de la película debía despertar en el espectador; después, él, que tiene un talento inmenso, decidió contar con una orquesta pequeña, con muchas cuerdas, pero sin metales y sin percusión. En pocas semanas el resultado estaba listo.

La voz también parece tener un papel clave en esta película.

La entonación, el timbre, el ritmo de los actores que ponen voz a los personajes son determinantes para dar forma a la textura de la película. Antes de empezar a trabajar en la animación, grabé la voz de Jean-Louis Trintignant (Mi noche con Maud, Amor). Posee una de las voces más hermosas del cine francés. Por desgracia, falleció en 2022, en mitad del proceso de creación de la película. Su voz era perfecta para narrar el relato, fue un gran privilegio contar con él. El reparto está compuesto, en su mayoría, por actores de teatro.

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