En Los domingos mueren más personas, Iair Said aborda, con mucha ironía y sentido del humor, el precio por enterrar a alguien y el precio que pagan los que quedan vivos.
Gracioso, pero profundo, así es el trabajo de Iair Said en Los domingos mueres más personas, segundo largometraje de su carrera, protagonizado por él mismo y con el que compitió el año pasado en Horizontes del Festival de San Sebastián.
El miedo a morir, la misma muerte, la eutanasia, la soledad, las tradiciones, la familia y, sobre todo, lo que cuesta morir en Buenos Aires y la angustia que eso provoca están en esta película, una tragicomedia inteligente y llena de ternura.
Director de casting de La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona, Iair Said estaba en plena crisis ante la que suponía la inminente muerte de su padre. Entonces pensó en escribir sobre ello y de ahí nació esta película.
“Me alcanzó la obsesión por entender qué pasa cuando alguien se muere, no sólo espiritualmente, sino burocráticamente. Muy pocos explican que morir tiene un precio, un valor económico, aparte del sentimental. Y yo quería entender qué pasa cuando alguien de la clase media, alguien que no es muy especial en el mundo, muere, para quién es importante”, explica Said.
La película arranca con David, un joven judío, con sobrepeso y con miedo a la soledad, de vuelta a Argentina desde Europa. Su madre quiere desconectar el respirador que mantiene a su padre vivo y él, en su regreso a la casa de su infancia, intenta desesperadamente evitar el momento de ver a su padre internado.
“Sería más fácil todo si habláramos un poco más fluido de la muerte. Cuando llega ese momento, es un problemón porque mientras estás haciendo el duelo, te vas enterando de que tenés que ir y pagar cosas, que tenés que darte de baja de algunos servicios…”, razona. “Y luego está lo que tiene que ver con el dolor, que uno asume que estás de duelo dos semanas, que no vas a trabajar y después vuelves a la normalidad, pero la realidad es que, si alguien te explicara que quizás el duelo dura más de un año, estarías más tranquilo”.
Rita Cortese (La herencia, Relatos salvajes), la chilena Antonia Zegers (Los Tortuga, El Club) y Juliana Gattas acompañan en el reparto a Iair Said en esta reflexión sobre esas cosas de la vida y de la muerte de las que poco se habla y que aquí brotan desde una divertida y ácida comedia.
“A mí naturalmente me sale más reírme de las cosas que padecerlas, sobre todo si son tan graves. Es un acto de defensa, supongo”, explica el director y actor, que subraya que, aunque hay mucho de él en esta historia, en realidad… “Al que no soy tan parecido es al protagonista. El personaje es un psicótico y yo soy un neurótico”, afirma.