Mario Casas (A Coruña, 1986) se considera afortunado. Sus proyectos en el cine han crecido con él y ha podido elegir. Y, por eso, confiesa que no le da miedo volver al género romántico. Tras una etapa de thrillers que ha culminado recientemente –y hasta ahora– con Escape, de Rodrigo Cortés, se ha consolidado como uno de los actores más relevantes del panorama actual y, después de debutar el año pasado como director en Mi soledad tiene alas, vuelve a ponerse delante de las cámaras en El secreto del orfebre, una película que recuerda a los clásicos y que esconde más de una sorpresa.
A esta adaptación de la novela de Elia Barceló llegó justo después de la primera experiencia como director de Mario Casas, que reconoce que ahora su forma de moverse y situarse en los rodajes es muy distinta.
Háblanos de tu personaje en El secreto del orfebre.
Se dedica a la orfebrería y hace exposiciones en diferentes partes del mundo. Siendo adolescente vive una historia de amor con una mujer 30 años mayor que él en su pueblo natal y se queda totalmente enamorado. En la peli le encontramos décadas después, en su pueblo otra vez, está de paso, pero decide quedarse allí unos días más y se reencuentra con ella.
Esta película es la adaptación de una novela de Elia Barceló, ¿quisiste leerla para construir tu personaje?
No lo leí porque le pregunté a Olga, que además de dirigir también escribe el guion, y me advirtió que habría cosas, sobre todo en la segunda mitad de la película, que cambiarían bastante. Decidí quedarme sólo con lo que plasmaba el guion y con las indicaciones de la directora para trabajar desde donde requería el personaje.
¿Qué tiene esta película o este personaje que te hace volver al cine romántico después de una larga temporada de thrillers?
Me atraen las historias sin importar el género, pero de esta me gustó que tiene tintes clásicos que ahora se ven mucho menos en las historias de amor que hay en plataformas y cine, y eso me llamó la atención. Son los guiones y los personajes los que me atrapan. Él es un tipo que se quedó anclado en los 18 y no lo superó y tiene que intentar hacerlo 20 años después. Es ese viaje emocional el que me parecía interesante: retratar y construir.
¿Sabías desde el principio que tu compañera sería Michelle Jenner? ¿Cómo ha sido volver a trabajar con ella después de vuestra historia en la serie Los hombres de Paco?
A mí el proyecto me llega dos o tres años antes de que empezáramos a rodar, me enamoré principalmente del guion, del personaje y de su historia, pero entonces no sabía quiénes serían los otros actores.
Creo que Michelle entró después, cuando la película ya estaba en marcha. Cuando me enteré, la escribí enseguida y la llamé, es un gusto volver a trabajar con ella.
Con esta película volvías al set como actor después de haber dirigido por primera vez. ¿Cambió algo para ti a la hora de vivir el rodaje?
Sí, primero hice Escape, con Rodrigo Cortés, y después de ver el panorama detrás de las cámaras y cómo es trabajar con el equipo, la cosa cambia. El trabajo del actor es mucho más independiente, el camino que haces es más solitario.
En este caso, Olga me preguntaba cómo había sido mi experiencia como director e intentaba aprovecharlo para trabajar desde otro lugar. Ambas cosas son muy compatibles y para mí interpretar es necesario, una forma de ser feliz y de expresarme.
¿Volveremos a verte dirigir?
Sí, si me dejan y tengo la oportunidad, me encantaría, desde esa primera peli como director se ha abierto la puerta a algo único para mí que es la felicidad absoluta dentro de esta profesión, es trabajar con un equipo, con los actores y crear algo absolutamente desde cero. Mi idea es compaginar las dos cosas, ojalá este año o el siguiente vuelva a estar detrás de las cámaras.
Pero levantar una película como director es un camino largo, pueden pasar tres años desde que empiezas a escribir.
Te conocimos en la televisión haciendo prácticamente de adolescente y en El secreto del orfebre te vamos a ver incluso un poco envejecido, algo mayor de la que eres realmente. Si echas la vista atrás, ¿crees que el cine ha sabido acompañarte en este crecimiento? ¿Has conseguido que te vayan ofreciendo papeles acordes al camino que quieres hacer?
Soy un afortunado, he trabajado con grandes directores, me han ofrecido papeles, géneros y personajes muy diferentes y un abanico muy amplio. Por eso, ya no me da miedo volver hacer una película como esta, un drama romántico y épico, aunque parece que ha sorprendido un poco que vuelva a hacer una película de amor, pero si el guion y el personaje están bien, ¿por qué no? Son historias que llegan mucho al público, pero un tipo de género complicado de hacer.
No sólo te veremos envejecer, también veremos a otro actor hacer de ti mismo mucho más joven. ¿Has coincidido con Enzo Oliver en el rodaje para aconsejarle de alguna manera?
Sí, aunque sobre esto tampoco quiero contar mucho. Es complicado porque la película se asienta mucho en las sorpresas y en los giros, pero sí puedo adelantar que Enzo hace de mí en la película, pero de mucho más joven, y la verdad es que ha hecho muy buen trabajo. Es un niño con muchas ganas, ha trabajado mucho y tiene mucha sensibilidad. Pertenece a esas nuevas generaciones que vienen con mucha fuerza y ya tan jóvenes queriendo dejarse la vida en esta profesión que es tan complicada.
Es un gusto ver a actores tan jóvenes trabajando de esa manera. Ya no sólo con talento, sobre todo con sensibilidad, y eso Enzo lo tiene.
Hay algunos cambios en la película respecto al libro, derivados principalmente de la percepción del amor romántico actual. Este libro se escribe hace más de 20 años y es un concepto en constante revisión. ¿En qué punto crees que está el género en ese sentido?
Es que son historias difíciles y supongo que, en lo que a historias románticas se refiere se ha hecho prácticamente de todo, así que darle una vuelta más para contarlo de una manera diferente y no repetir la misma historia, que suele ser la de dos protagonistas que se enamoran, es complejo, también tiene que ver con eso. Lo que a mí me interesaba de El secreto del orfebre es ese aire a peli de antaño en la que pasan los años y los años y se quedan ahí atrapados en la misma historia de amor que vivieron hace tanto.
En El secreto del orfebre, el personaje y el amor traspasan el tiempo.
Fotos: Getty Images
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