DICCIONARIO DE LUFARDO
Nueve reinas, ópera prima de Bielinsky, quien sólo tuvo tiempo después de hacer un segundo largometraje, El aura, antes de morir tristemente de un infarto, se estrenó en España en el año 2000, cuando el público no tenía ninguna costumbre de escuchar en las salas otro español diferente al nacional. La distribuidora, Alta Films, repartía a la entrada de los Cines Renoir un pequeño diccionario de lunfardo, la jerga que empleaba la gente de clase baja en Argentina y que en España no se había oído jamás hasta ese momento. Menudo quilombo se ha montado desde entonces con este pibe que ni en pedo se imaginó que en los siguientes diez años le iban a conceder, “por su excepcionalidad”, la nacionalidad española, iba a ganar un Oscar (El secreto de sus ojos), iba a tener un apartado sólo para él en el menú de cine de los viajes de Iberia y se iba a convertir en el actor con más imán para el público en España y Latinoamérica.
UNA PELÍCULA MILAGRO
Nueve reinas fue un milagro. Fabián Bielinsky empezó a pasear el guion en 1997, nada más terminarlo. Patagonik Film, una de las productoras de referencia del cine argentino, no supo ver el tesoro que tenía en las manos y lo rechazó. Pero al año siguiente, el guion ganó el concurso de Nuevos Talentos entre casi 400 historias más y, finalmente, fue esta misma productora la que realizó la película. Bielinsky estaba empeñado en que los personajes de Juan y Marcos los interpretaran Leonardo Sbaraglia y Gabriel «el Puma» Goity.
El primero acababa de terminar el rodaje de Plata quemada (Marcelo Piñeyro), que ganó el Goya a mejor película extranjera de habla hispana, y dijo que no a Nueve reinas porque quería descansar. Fue el propio Goity quien entonces recomendó al director que contara con Gastón Pauls para el papel de Juan. Y fue la productora la que, enmendando la ceguera que tuvo al principio con el guion, se empeñó en que Ricardo Darín se sumara al reparto. “Sí, en un principio Bielinsky tenía la idea de que la dupla fuéramos Sbaraglia y yo. Como Sbaraglia se bajó… Y bueno, después Patagonik eligió a Darín. Y le fue bastante bien, je”, declaró el Puma al diario Clarín, al que Sbaraglia confesó que la suya “fue una mala decisión”: “Yo me equivoqué. Pero tenía muchas razones en ese momento para tomar la decisión que tomé. Había terminado Plata quemada (2000) y me estaba yendo a España.” Era con el Puma. La peli se financió a último momento y yo me bajé”. Leticia Brédice, Tomás Fonzi, Graciela Tenenbaum, Oscar Núñez, Alejandro Awada y Elsa Berenguer completaron el reparto.
UN NOVATO Y UN VETERANO
Nueve reinas arranca con el encuentro de estos dos timadores, un novato y un veterano, en la tienda de una estación de servicio de Buenos Aires. Aparentemente por casualidad, se tropiezan con la posibilidad de una estafa grande, que les puede hacer ganar muchas, muchas lucas. La cámara los sigue a lo largo de 36 horas, en las que, minuto a minuto, crecen la tensión y las desconfianzas. Rodada en localizaciones reales de las calles de Buenos Aires, con algunos planos secuencia, la película es un thriller que retrata el mundo de los pequeños delincuentes y que regala un fino sentido del humor y un creciente suspense, y que consigue una casi inmediata empatía del público con sus personajes protagonistas, a pesar del oficio al que se dedican.
En el caso de Gastón Pauls era más fácil, es el chico bueno de la pareja. En el de Darín, sólo confirma su talento extraordinario. Tan grande es Darín que se gana la simpatía del público con el personaje, probablemente, más miserable de su carrera. Bielinsky, antes de contar definitivamente con él, había dicho a Darín, tal y como éste recordó en declaraciones a Teleshow: “Me gustás, pero sos demasiado simpático y no quiero que Marcos sea simpático, no quiero que le caiga bien a nadie, y vos sonreís y empieza a tener otro color”. No quería que el personaje tuviera empatía con la audiencia porque Marcos era una lacra humana. “Los dos personajes fueron abrazados por la audiencia porque da un poco de ternura ver cómo estos dos giles creen que son los más maduros del mundo –dijo el actor–. Lo curioso es que cuando un libro está tan bien escrito, como este, hay una cosa que tiene que ver con la libertad del espectador: finalmente no logramos que el personaje no tuviera empatía con la platea”.
“SI QUIERES VER CHORROS”
“Crunchy, elaborado en Grecia”, lee Marcos de la etiqueta de una chocolatina que ha pungueado en la gasolinera. “Este país se va a la mierda”, dice ya en los primeros minutos de la película, un trabajo que, más allá de las peripecias de estos personajes, sirvió de radiografía de un país que vivía la resaca de los 90 y se derrumbaba a toda velocidad. Una Argentina en la que en sus calles se multiplicaban los tramposos y timadores, como los propios personajes. “Si quiere ver chorros”, dice Marcos a Juan, señalándole a los descuidistas, culateros, gallos ciegos, biromistas, mecheras, garfios, pungas, boqueteros, mostaceros, pesqueros, filos. “Están ahí y siempre van a estar”, sentencia. (Menos mal que repartieron ese pequeño diccionario a la puerta de las salas de cine en España). Hombres y mujeres que se buscaban la vida en medio del caos que explotaría poco después con “el corralito” del gobierno de Fernando de la Rúa y que, si algo bueno trajo a Argentina y al mundo, fue una oleada de magníficas películas que retrataron con mucho arte la realidad política y social del país.
“NO ENTENDIERON NADA”
Los argentinos necesitaban este cine. Nueve reinas estuvo casi cuatro meses en la cartelera y conquistó a más de un millón y medio de espectadores. Se paseó por festivales de medio mundo. Y aunque no llegó a ser elegida para aspirar al Oscar de Hollywood, cuatro años después se rodó una versión de la película en EE. UU. “La historia de Nueve reinas es la de dos chabones a pie, haciendo yeites en la calle”, dijo Darín al diario La Nación a propósito del estreno de Criminal (Gregory Jacobs, 2004), el remake americano de la película, que no le gustó nada de nada. “No entendieron nada. John C. Reilly tiene una cara muy confiable. Y en los Estados Unidos, y esto lo digo con todo el respeto y el cariño que le tengo al chico, Diego Luna no es precisamente la imagen del más confiable. Y acá era al revés. Acá era Gastón Pauls, la cara del buenito y yo el tipo malo. Entonces también hicieron una mala lectura”.
Se hizo también un remake en India (Bluffmaster) y la película ganó muchísimos premios no sólo en Argentina. Darín se alzó con el Sant Jordi al mejor actor extranjero, el filme conquistó el Gran Premio del Festival en Cognac (Francia) y el Premio del Público en Portland (EE. UU.) y en la Muestra de Cine Hispanoamericano de Lleida. Una encuesta la elevó al número 10 en la lista de las 100 mejores películas del cine argentino.
UN ÉXITO INESPERADO
Rodada con un presupuesto de algo más de un millón de euros, recaudó en taquilla 12,4 millones. Un éxito inesperado con el que el equipo, además, se lo pasó en grande. Gastón Pauls recordó en una entrevista hace unos años en Argentina que había visto la película ocho o nueve veces, “pero más que reírme por lo que se hace o se dice en la película, me río por el recuerdo de los rodajes. Nos reímos mucho con Ricardo”, dijo, al tiempo que alabó al director: “Fue hermoso, con toda su inseguridad por ser su primera película. A pesar de eso, tenía todo el amor, la pasión y las convicciones que nos transmitió. Por eso digo que fue una película graciosa y divertida para filmar: estaba Fabián ahí. Nos reíamos con él, Ricardo lo imitaba… Fue un hermoso director, pero sobre todas las cosas un maravilloso ser humano”.
Pues bien, ahora, 25 años después, vuelve al cine esta fantástica ópera prima al ritmo de una de las obsesiones de uno de los dos protagonistas, Il ballo del mattone, de Rita Pavone, y de la música que compuso César Lerner. Con alguna pequeña trampa de guion, pero absolutamente seductora y con unos maravillosos intérpretes, Nueve reinas resucita. Ojalá sirva para cambiar la despreciable postura ante el cine argentino —cero producciones subvencionadas— en que se ha instalado el gobierno de Milei.