Tras el éxito de Cinco lobitos y la serie Querer, la directora debuta en la competición oficial del Festival con su tercer largo, Los Domingos.
Ainara está a punto de cumplir 18 años y tiene un plan distinto al que se espera de la mayoría de los jóvenes de hoy. Ainara, interpretada por la debutante Blanca Soroiz, quiere ser monja de clausura. Ahí arranca la nueva película, tercer largometraje, de Alauda Ruiz de Azúa, Los Domingos, una premisa que la directora había escuchado hace años y sobre la que llevaba mucho tiempo pensando. “Hay una reflexión sobre lo religioso para intentar generar conversación o debate sobre cómo se producen estas vocaciones”, nos contaba mientras aún estaba metida en el rodaje. “Las personas que viven la vocación la cuentan desde un sitio muy emocional, muy de lo que sienten y muy real para ellos, mientras que desde fuera las personas que no somos creyentes o que podemos tener espíritu crítico con la iglesia podemos vislumbrar que esas vocaciones se construyen de otra manera”.
Después de ganar en Málaga y el Goya a mejor dirección novel con Cinco lobitos (2022) y de triunfar el año pasado con la serie Querer, para Alauda este es su nuevo proyecto personal (en medio está Eres tú), y con él debuta en la Sección Oficial a competición del Festival de San Sebastián. Una historia escrita por ella en la que vuelve a profundizar en las dinámicas emocionales dentro de la familia, pero desde otros puntos de vista. Ante el deseo de la joven, cada miembro de este núcleo familiar reaccionara de una forma. Los Domingos es, por eso, una película de diálogos, en la que “hablan mucho”, pero también llena de silencios que lo dicen todo y que hay que callar “porque dinamitaría cosas que son irrecuperables –dice Ruiz de Azúa–. Como, por ejemplo, Maite, el personaje de la tía, que es no creyente y que no puede decir ciertas cosas a su sobrina porque si no, la perdería”.
Patricia López Arnaiz, precisamente, interpreta a esta tía que calla o intenta encontrar las palabras apropiadas para entender a su sobrina. Quizá quitarle esa idea. Para la actriz vasca es el regreso a San Sebastián sólo un año después de llevarse la Concha de Plata por Los destellos, de Pilar Palomero. Y junto a ella vemos a Juan Minujín, como el tío de Ainara, Miguel Garcés es el padre; y Mabel Rivera, la abuela.
A través de todos los personajes, Alauda Ruiz de Azúa intentará exponer las distintas ideas y respuestas a la religión en la actualidad. Entender los motivos de un lado y de otro. “Para mí, lo más complicado es entender a alguien que es creyente, es un salto mental muy grande”, reconoce ella misma. “Pero tras la investigación que he hecho para la película, sí que he entendido mejor y he sentido más respeto porque veo que hay mucha gente que encuentra consuelo en esto, en creer en dios, en recogerse en una orden. Y es un consuelo muy real y claro, eso lo entiendes. La palabra consuelo es algo que he entendido que existía ahí”.