Después de darse a conocer entre la parte más empollona de la cinefilia por sus exquisitos videoensayos sobre algunos de los grandes cineastas de la historia, Kogonada –no se conoce su nombre real– dirigió dos valiosísimas películas que, cada una a su manera, exploraban el anhelo profundamente humano de conexión.
Si su meditabunda ópera prima, Columbus (2017), contemplaba a dos desconocidos que van admirando las maravillas arquitectónicas de la ciudad mientras comparten verdades sobre sus respectivas vidas y relaciones con sus padres, After Yang (2021) se servía de la historia de una pareja cuyo hijo androide empieza a funcionar de forma defectuosa para abordar asuntos como el duelo y la pérdida.
También su tercer largometraje gira en torno a nuestra necesidad de vínculos afectivos, aunque mientras lo hace exhibe más ambición y envergadura que esas dos ficciones predecesoras. “Decidí que quería hacer una película más grande pero también más ligera”, explica el estadounidense de origen coreano. “Soy un gran admirador de la comedia y el romance, y he intentado trabajar ideas originales en el ámbito de esos géneros”.
Para resumir Un gran viaje atrevido y maravilloso podría decirse que trata de responder una pregunta: ¿Qué pasaría si pudieras abrir una puerta y atravesarla para revivir un momento definitorio de tu pasado, ya sea amable o doloroso, y tal vez hasta cambiarlo?
La película acompaña a un hombre y a una mujer marcados por heridas invisibles, que, tras conocerse en la boda de un amigo en común y gracias a un giro inesperado del destino, son reunidos por una fuerza quizá cósmica y empujados a una travesía a través de sus recuerdos. “Habla de la necesidad de enfrentarse al pasado para poder encontrar el amor en el presente”, comenta el director. “Creo que, a medida que envejecemos, nos vamos dando cuenta de que el camino que recorrimos para llegar hasta ahora define por completo nuestra forma de entender la vida”.
Para hablar de ello, Un gran viaje atrevido y maravilloso transita entre el drama, la comedia ligera y el romance contemplativo. Entre los referentes que han inspirado a Kogonada a la hora de hacer la película destacan las clásicas comedias románticas del Hollywood dorado, “especialmente las dirigidas por Ernst Lubitsch y Billy Wilder”. Asimismo, las dosis de fantasía que otorgan a la película buena parte de su identidad son fruto del amor que el director confiesa sentir por el cine del maestro de la animación Hayao Miyazaki. “Escoge cualquiera de las imágenes que componen su filmografía, cualquiera, y sentirás la magia que la recorre”, expone.
El reparto de Un gran viaje atrevido y maravilloso está encabezado por Margot Robbie y Colin Farrell, que participaron en la película tras protagonizar los proyectos más exitosos de sus respectivas carreras. En el caso de la actriz australiana fue Barbie (2023), que ganó 1.400 millones de dólares en taquilla y obtuvo ocho nominaciones al Oscar, y en el del actor irlandés fue la primera temporada de El Pingüino, que lo transformó en el infame villano de Gotham City.
“Para mí, pasar de protagonizar la serie a trabajar en esta película fue como salir de la oscuridad hacia la luz”, recuerda Farrell. “El Pingüino trata sobre el trauma y sus diferentes manifestaciones y, en cambio, Un gran viaje atrevido y maravilloso reflexiona sobre cómo dejar atrás ese tipo de sufrimiento”.
Para él, rodar la película ha significado retomar la conversación que empezó con Kogonada cuando ambos trabajaron juntos en After Yang: “Muchos de los temas de nuestra primera colaboración, como la soledad y las emociones desconcertantes que causa la falta de amor, están presentes aquí también, aunque, eso sí, en un contexto completamente distinto”.
El mensaje que la película intenta transmitir, añade Farrell, es que nunca es demasiado tarde: “Sus protagonistas son dos personas para quienes las cosas no han salido según lo esperado, y que no han logrado encontrar la verdadera alegría en sus relaciones. Y, llegado el momento, la compañía mutua les ayuda a empezar a asumir responsabilidades”.