El anuncio de nuevas películas de la saga de El Señor de los Anillos ha agitado los ánimos en el mundo del cine y entre los fans del imaginario de J.R.R. Tolkien. Más aún la noticia de que estará dirigida por Andy Serkis y que el propio director volverá a interpretar a Gollum en una película que, al parecer, estará dedicada precisamente a la famosa criatura. Ahora, Viggo Mortensen, también ha hablado de todo esto.
El intérprete de Aragorn, muy querido por los fans, rompió su silencio sobre las noticias que llegan desde la Tierra Media durante una entrevista con GQ UK con motivo de la presentación de su nueva película. ¿Alguna posibilidad de volver a verle? El actor no cerró la puerta a la posibilidad, pero puso una condición concreta.
‘No sé cuál es la historia’, especificó para empezar. ‘Quizá sepa más. Me gustó mucho interpretar al personaje, aprendí mucho haciéndolo. Lo disfruté mucho. Sólo lo volvería a hacer si fuera adecuado a mi edad, a lo que soy ahora, etcétera. Sólo lo haría si fuera adecuado para el personaje, de lo contrario sería una tontería».
Ciertamente, Viggo Mortensen no ha rejuvenecido en estos veinte años, pero la magia del cine podría fácilmente quitarle unos cuantos años de encima y permitirle interpretar a una versión rejuvenecida de Aragorn. En cuanto a la presencia del personaje, aunque todavía no sabemos nada de la historia prevista para La caza de Gollum, no estaría tan fuera de lugar: Aragorn, recordemos, en la historia principal de El Señor de los Anillos tiene unos buenos 87 años pero gracias a su sangre númenoreana aparenta unos 40.
En la misma entrevista, el propio actor contó un detalle curioso sobre la nueva película que rodó. De hecho, le preguntó a Peter Jackson si podía utilizar la espada de Aragorn para una secuencia de la película: «Lo teníamos todo para esta secuencia con un caballero», relató. «Habíamos encontrado un caballo fantástico lleno de espíritu, la montura adecuada, habíamos hecho una manta medieval y teníamos el traje del caballero. Todo estaba bien, pero entonces dije: ‘Deberíamos tener una espada’. Miré y había algunas buenas y pensé que la que yo tenía sería mejor, porque es realmente buena. Pero sabía que tendría que pedir permiso porque seguro que alguien se fijaría en ella, aunque sólo la vieras unos segundos’.
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