Wolfgang, como Mozart, es un niño con un cociente intelectual de 152 y diagnosticado de Asperger. Su madre ha muerto y ahora tiene que ir a vivir con su padre, al que no conoce. Ahí empieza la aventura de esta película familiar, nuevo trabajo de Javier Ruiz Caldera (Anacleto, agente secreto; Superlópez), adaptación al cine de la novela Wolfgang (extraordinario) (Planeta de Libros), de Laia Aguilar.
Con guion de la autora junto a Carmen Marfà, Yago Alonso y Valentina Viso, la película, rodada en catalán, es un relato de aprender a pedir ayuda, de segundas oportunidades, de paternidad y de traumas infantiles que juega con la emoción y el sentido del humor, y que tiene también en su reparto a Àngels Gonyalons (Boom Boom), Nausicaa Bonnín (Tres días con la familia), Anna Castillo (El olivo, La llamada) y Berto Romero (Mamá o papá).
Javier Ruiz Caldera buscó entre un millar de niños al protagonista de Wolfgang (Extraordinario) y no paró hasta encontrar a Jordi Catalán, un talento de 11 años, que se reúne con Miki Esparbé en esta emotiva ficción.
Relaciones padre-hijo, duelo, niños con altas capacidades, música… ¿qué te interesaba más?
Pues la combinación de todos estos elementos. Cuando leí la novela, me interpeló a nivel emocional. A mí siempre me han interesado las historias desde el punto de vista de los niños y no sé si de manera inconsciente estaba buscando esto.
Este niño tiene un cociente intelectual altísimo y además está dentro del espectro autista, ¿eso no complicaba todo un poco?
Sí, la verdad es que el reto era complicado. Todos estos temas a mí me interesan a nivel humano y emocional. Pero la película no va del autismo o de las altas capacidades, lo bonito y lo emotivo es que es la historia de un niño con un padre. Obviamente el niño es así, pero también creo que esta es la manera más interesante de normalizar las cosas, mostrarlas no como foco de una historia, sino como un escenario natural.
¿La película quiere hablar de todo lo que se puede aprender de los niños?
Totalmente. Todos los que somos padres o madres nos damos cuenta de lo que aprendemos de nuestros hijos. Y con Wolfgang pasa igual, sí, tiene Asperger y altas capacidades, pero también es un niño y no tiene filtro, como muchos niños.
¿Esa forma de Wolfgang de decir las cosas sin filtro ayudaba a la comedia?
Sí, eso ayudaba, pero también mostrar a los niños como son. A mí me da cierto repelús cuando veo niños en pantalla bondadosos, que parece que un niño es la inocencia, un ser maravillo.
Que tal vez lo son, pero también un niño tiene sus rabietas, se les va la cabeza y pueden decir cosas que no tocan y ser maleducados. Queríamos que Wolfgang también fuese así. De esa relación entre un niño sin filtro y un padre inexperto sale la comedia.
¿Jordi Catalán sabe tocar el piano o has utilizado dobles?
Vimos niños pianistas, con Asperger, con altas capacidades y niños actores, como 1.000 niños. El alma de la película es Wolfgang y necesitábamos alguien a la altura. Conseguimos a Jordi Catalán, que se ha echado la película a los hombros. Es un niño actor que no sé si tiene altas capacidades, pero lo parece, y que aprendió a tocar el piano, aunque le dijimos que no era necesario. Un profesor de piano le enseñaba a tocar las piezas que estaban en la película y había un doble de piano, que tocaba las partituras más complicadas.
La música es un lugar seguro para Wolfgang, ¿es una manera de decir que la cultura es un refugio para todos?
Así lo siento yo. La música, el cine, el arte sirven como refugio o como ayuda para sobrellevar la vida diaria. Y Wolfgang, en los momentos de crisis, se refugia en la música, que a la vez le recuerda a su madre. Hay muchas emociones bloqueadas en ese niño que se hacen luz gracias a la música.
El niño está obsesionado con ser el mejor pianista del mundo… Se obsesiona y con ello bloquea otras emociones. A veces uno necesita un objetivo para borrar de manera falsa los verdaderos motivos de la existencia.
La película reflexiona sobre lo poco que se habla de la muerte a los niños.
Sí, así es. Y esta es una película con aspiraciones familiares, pero no nos cortamos de hablar de otros temas.
Fotos: David Benito-Getty Images
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