Crítica de ‘Bridget Jones: Loca por él’: Si este es el final, es un bonito final

Bridget Jones: Loca por él

★★★

Veinticuatro años después del estreno de El diario de Bridget Jones, la comedia basada en las novelas y personaje creado por Helen Fielding y que lanzó al estrellato a Renée Zellwegger y estiró el éxito de la gran comedia romántica, llega la cuarta entrega de la saga, Bridget Jones: Loca por él. Oficialmente, nadie dice que esto sea el final, pero si lo fuera sería uno bonito y merecido, más que a la altura de quien fue y supuso este personaje para la cultura pop. Desde luego, está muy por encima de las dos secuelas que la preceden (Sobreviviré y Bridget Jones’ Baby, de 2004 y 2016 respectivamente) y eso que nos falta uno de los personajes principales: Mr. Darcy (Colin Firth).

Con su inconfundible (como siempre, a veces irritante) voz en off, Bridget nos pone al día de su situación personal y la de sus amigos más cercanos en los primeros minutos: es viuda, Darcy murió hace cuatro años en una misión de paz en Sudán, tiene dos niños, está claramente deprimida, sale poco de casa y si lo hace siempre va en pijama (¡su pijama!), sus amigos solteros siguen solteros y ligeramente alcoholizados, los otros menos amigos siguen siendo redichos y demasiado aburridos… Ante tal panorama se acuerda del consejo del hombre que siempre amó, su padre (también muerto): no vale con sobrevivir, hay que vivir.

Decide volver a trabajar a la televisión (aún en minifalda, pero algo más largas) y casi por casualidad se abre al mundo romántico conociendo a un chico mucho más joven que ella (Leo Woodall, a star is born). La relación que necesitaba para sacarla de su letargo y volver a ser Bridget Jones en estado puro: torpe, despeinada, fresca.

Zellwegger exagera cada uno de los gestos y pasos que convirtieron su personaje en icónico y con el que casi la confundimos. No le quedan ya tan naturales, porque Bridget parece algo atascada en quien fue, con mensajes también de un romanticismo algo trasnochado, previsible, en busca perenne de la magia y que, sin embargo, funciona bien encajado en su género.

La película es emotiva y divertida, con carcajadas incluso gracias a la genial Emma Thompson o el regreso de Hugh Grant, y está llena de guiños directos a los fans de Bridget, la original, la primera. Con un nuevo amor a la altura del primero, del original. Así que sí, si esto es el final, bienvenido sea, merecido es.

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