Crítica ‘Custodia repartida’, la perfección de una imperfecta expareja

Custodia repartida

★★★★

La historia de una separación en el Chamberí de hoy. Esa podría ser la premisa de Custodia repartida, la primera serie que dirige Javier Fesser, ocho episodios en los que la pareja que forman Lorena López y Ricard Farré (muy bien avenidos como actores, no sus personajes) intentan conciliar el divorcio con la pater/maternidad, el trabajo, los amigos y las familias. Ese maremágnum al que se une la falta o el exceso de trabajo, la presión por llegar a todo, la (de)presión por no tener pareja, la dependencia de los abuelos en la crianza, el complejo de clase…Desde la comedia más ligera y naturalista (en el mejor sentido de ambas palabras), Custodia repartida (en Disney+ desde el 24 de enero) va buceando en estos y muchos otros temas para conseguir que vayamos queriendo y apoyando a todos y cada uno de sus personajes (los cuatro abuelos son especialmente divertidos y empáticos), quizá hasta a los sobrinos chillones.

La serie va creciendo a un ritmo constante, metiéndonos en ese desastre que se avecina y a que todos nos puede resultar familiar de una manera u otra, porque es la fuerza centrífuga en la que nos movemos en esta vida que nos impide detenernos para pensar bien qué queremos hacer y cómo lo podemos hacer mejor. En el penúltimo capítulo, la pareja protagonista estalla en una pelea en la que sale todo y más, una escena brillante que suma ganas para poder seguir viendo qué le ocurrirá a esta pareja que intenta hacer las cosas bien, pero no le sale.

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