Crítica ‘Darkness: el caso final’

Darkness

★★★/★★★★★

Hace algo más de una década, el nordic noir vino para quedarse.

La primera serie televisiva en cobrar relevancia mundial fue Forbrydelsen (The Killing), una coproducción sueco-danesa que se estrenó en 2007. Junto con Broen (El Puente), de 2011, son las dos series icónicas del género.

Éste combina los elementos clásicos del policial con personajes ambiguos que acarrean heridas emocionales y prefieren la soledad. Antihéroes que, derrotados por la vida, tratan de sobrellevar su situación lo mejor que pueden en un marco natural y de luminosidad un tanto lúgubre.

Con frecuencia, como es en el caso de Darkness, se trata de protagonistas femeninos.

Esta tercera y última entrega vuelve a ser protagonizada por la psicóloga criminalista Louise Bergstein (Natalia Madueño), quien da continuidad a la saga danesa. 

Si bien es cierto que el tempo del nordic noir es más lento que el de otros policiales, sus cuatro primeros episodios no responden ni al género ni a lo que uno busca cuando se sienta a ver Darkness. Hay que esperar a los cuatros capítulos restantes para obtener dicha satisfacción y que tenga sentido todo lo visto anteriormente.

De nuevo, la narrativa se descompone en varios hilos argumentativos que, aparentemente, inconexos unos de otros, acaban confluyendo.

Esta vez se ha perdido también un poco de la esencia de los personajes, no tanto de los protagonistas sino de los que se convierten en motivo de investigación. Son puros clichés. Ya los hemos vistos en muchas ocasiones. No hay nada nuevo en el horizonte.

Es por eso que la pregunta sobre cuándo una serie debe terminar y no alargarse indefinidamente resulta inevitable.

Lo mejor: Sus otras temporadas.

Lo peor: Haber dejado de lado el personaje y la posible trama de Margit

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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