Crítica de ‘Angelo en el bosque misterioso’: Bello cuento de hadas sobre la importancia de hacer piña frente al individualismo

Crítica de ‘Angelo en el bosque misterioso’: Bello cuento de hadas sobre la importancia de hacer piña frente al individualismo

Crítica de 'Angelo en el bosque misterioso', la nueva película de animación de los franceses Vincent Paronnaud y Alexis Ducord.

★★★

Angelo, un niño de 10 años que sueña con ser explorador, se pierde cuando, en un despiste, sus padres lo dejan atrás en una estación de carretera; para encontrar a su familia, el chico deberá aventurarse en un bosque lleno de criaturas mágicas. El historietista y cineasta Vincent Paronnaud sale airoso de su primera incursión en el terreno de la animación infantil con Angelo en el bosque misterioso,. El francés, que codirigió junto a Marjane Satrapi las adaptaciones a la pantalla de los cómics Persépolis y Pollo con ciruelas y que, tras un puñado de cortos de animación, hizo su debut en solitario con la desasosegante Hunted (2020), se alía aquí con el también animador Alexis Ducord para narrar un cuento fantástico de aventuras sobre la importancia de hacer piña en un mundo corroído por el individualismo. Si bien la mayor parte de la película está ejecutada en animación 3D de estilo cartoon y aroma artesanal, Paronnaud y Ducord condimentan la narración con pasajes en 2D tradicional (al estilo de las series clásicas de Cartoon Network), secuencias en 8 bits que remiten al Super Mario original e incluso una pequeña “historia dentro de la historia” de estética Rubber Hose, en línea con Betty Boop, Félix el Gato o el primer Mickey Mouse. Adaptación del cómic del propio Paronnaud Dans la forêt sombre et mystérieuse, publicado en Francia en 2016 por Gallimard BD y, al menos por el momento, inédito en España, la película –en la que en todo momento resuenan los ecos tanto de la Alicia en el país de las maravillas de Carroll como del James y el melocotón gigante de Dahl– se adhiere a los arquetipos propios de los cuentos de hadas para hablar, en algunas ocasiones de manera más directa, otras veces en clave alegórica, de algunas de las problemáticas más acuciantes del mundo contemporáneo: la explotación sistemática y devastadora de los recursos naturales, las numerosas trabas que todavía algunos ponen a la libre expresión de la identidad de género o la acelerada expansión de la inteligencia artificial, contra la que lo cineastas dispara un par de dardos tan ingeniosos como socarrones. Un bello bello cuento infantil, en fin, lo suficientemente expresionista e irreverente como para interesar también a los adultos.

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