Crítica de ‘Dangerous Animals’: Fascinante y muy macabra golosina de género

Crítica de ‘Dangerous Animals’: Fascinante y muy macabra golosina de género

Crítica de 'Dangerous Animals', tercer largo del cineasta australiano Sean Byrne que llega a los cines el jueves 14 de agosto.

★★★½

A juzgar por el título, el cartel y las imágenes promocionales, era complicado imaginar la grata sorpresa que, sin duda, supone Dangerous Animals. Cruce entre el thriller de asesinos en serie (guiño incluido al Buffalo Bill de El silencio de los corderos), el survival horror y la monster movie, este tercer largo del australiano Sean Byrne (que tuvo su estreno en la última Quincena de Realizadores del Festival de Cannes) es una fascinante y muy macabra golosina de género que, en tiempos de terror elevado, renuncia a toda aspiración de trascendencia y luce con orgullo su espíritu de exploitation de serie B. La historia gira en torno a Zephyr, una surfista de carácter fuerte y espíritu indomable que es secuestrada por un asesino en serie (fabuloso villano) con una inquietante obsesión por los tiburones. Retenida en su barco en alta mar, deberá encontrar la forma de escapar antes de que su captor la convierta en parte de un macabro ritual de alimentación. Cruel, juguetona y muy inteligente en su dominio de la ironía y el humor negro, Dangerous Animals no destaca precisamente por su originalidad, algo que, sin embargo, no impide que logre subvertir las expectativas del espectador en varios momentos clave del metraje. Byrne rueda con oficio y demuestra manejar con soltura las claves de la intriga y el suspense sin escatimar ni un ápice en sangre y vísceras. Difícilmente no apasionará a cualquier auténtico friki del género.

© REPRODUCCIÓN RESERVADA