Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans protagonizan Materialistas, segunda película de la directora de Vidas pasadas, Celine Song.
Dice Celine Song que es una romántica sin remedio, que tuvo la suerte de encontrar el amor pronto (lleva años casada con el guionista Justin Kuritzkes, autor de Rivales, por ejemplo), pero que eso no ha sido obstáculo para curiosear y reflexionar en las relaciones y amores de los demás. En sus 20, como trabajo alimenticio, se metió en una agencia de matchmaking (o casamentera) y disfrutó tanto escuchando a la gente hablar de sus parejas ideales y de sus citas, que tuvo que dejarlo para centrarse en su sueño de ser guionista y cineasta.
Ahora, toda esa experiencia y curiosidad sobre el amor y las relaciones actuales la ha volcado en su segundo filme, Materialistas. Si el primero, Vidas pasadas, hablaba un poco de ella, partiendo de un encuentro entre ella, su marido americano y un viejo amigo surcoreano le llevaba a reflexionar sobre los reencuentros, sobre los «y si…», sobre lo que fue y no pudo ser, sobre lo que podría haber sido y nunca sería, sobre la alienación y los lost in translation afectivos… En esta segunda película parte también de lo que ella escuchó para, utilizando los códigos de la comedia romántica más clásica, hablar de la mercantilización y cosificación del amor.
No hemos cambiado tanto, opina Song, desde los tiempos victorianos a hoy. Los matrimonios, algunos al menos, en determinados círculos, en una ciudad como Nueva York en la que hay que conservar cierto cinismo para sobrevivir, siguen siendo casi de conveniencia, una conveniencia compartida, pero conveniencia. La velocidad a la que va el mundo presiona a las personas para encontrar pareja en una sociedad en la que todo sigue pensado y concebido para parejas.
En ese mundo, la protagonista, Lucy (le queda muy bien este papel a Dakota Johnson), es una casamentera cínica, ella misma no cree en el amor verdadero, aunque espera encontrar su pareja perfecta por razones objetivas en algún momento. Y lo hace, encuentra el unicornio en ese mundo infinito de citas: un tipo rico, guapo, simpático, listo. Sí, el omnipresente Pedro Pascal (si no fuera por su sobreexposición últimamente quizá estaría aún mejor en el papel). Lo malo es que le conoce el mismo día que se reencuentra con su exnovio (un tierno Chris Evans) y su armadura empieza a romperse.
Incluso a pesar de algún giro algo increíble, pero con sentido en esta reflexión sobre la cosificación más absoluta del amor, Materialistas sí es esa nueva comedia romántica que tanto tiempo se llevaba señalando y reivindicando. Una que no se avergüenza de serlo, de buscar la risa, la lágrima y el final feliz, que cree en el amor, aunque este no viva su mejor momento.
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