Crítica de ‘Vivir el momento’: Pugh y Garfield dan lo de mejor de sí mismos

Vivir el momento

★★★

Por Irene Crespo

Almut (Florence Pugh) y Tobias (Andrew Garfield) parecen la pareja perfectamente imperfecta. Porque no son perfectos para nada, aunque casi. Viven en una casa en la campiña inglesa con huerto y sus propias gallinas. Ella es una chef de prestigio con un precioso restaurante propio. Así los conocemos para ir después, poco a poco y desordenadamente, descubriendo cómo llegaron a ese momento perfectamente imperfecto en el que su realidad se rompe en pedazos al descubrir el diagnóstico de cáncer que padece ella. Una enfermedad por la que ya pasaron casi al inicio de su relación, ella la superó y esa euforia les condujo a formar una familia, teniendo una niña para la que ahora intentan montar las piezas de un puzzle vital que sirva de memoria en su futuro. Almut está obsesionada con eso, con ese legado que dejará, con no ser recordada sólo como madre, como una madre enferma, y se esfuerza a pesar de su enfermedad en sobresalir en su oficio. Es en todos esos detalles y en la química natural y fuerte de sus actores protagonistas donde descansa la virtud de este drama (dramón) romántico.

En Vivir el momento, Pugh y Garfield dan lo de mejor de sí mismos y forman una, ahora sí, perfecta pareja artística a lo largo de varios años. No necesitamos ni cartelas informativas ni muchos cambios estéticos en ellos para situarnos en seguida en este rompecabezas temporal que va saltando del inicio al final de la relación, dirigido por John Crowley (Brooklyn), que se detiene sólo en momentos cruciales y que lanza así una reflexión sobre todos esos momentos importantes que debemos disfrutar y vivir, como dice el título, y también intentar recordar.

También puede interesarte:

© REPRODUCCIÓN RESERVADA