Crítica ‘El manipulador’ (Capítulo final)

★★½/★★★★★

En la última entrega de El manipulador víctimas, justicia y actores mediáticos se dan la mano desde un inicio que nos sitúa en el encuentro judicial.

Podemos hablar de una serie consciente de la fragilidad del relato que tiene entre manos, sin embargo Kvensler no se entretiene en la técnica ni en planos embaucadores ni destaca en la fotografía, y deja absolutamente todo el peso de la historia en el contenido narrativo.

A lo largo de 8 capítulos El manipulador consigue poner cuerpo a la impotencia de unas víctimas que pelean no solo contra un abusador, también contra un status social que en ocasiones las invalida. De entre todas ellas, destaca Sophie Jahn, la hija que se decide a «matar al padre»en el sentido freudiano de la palabra en este capítulo, haciendo público su relato del que nos hace partícipes, y que, recordemos, parte del testimonio real de su hija, que ha querido colaborar con la ficción.

Tal como ella dice en un momento, la suya es una «historia de supervivencia» en la que el personaje de Tommy (Jonas Karlsson), no cede hasta el final e insiste en hacer honor al título de la serie cada vez que tiene oportunidad de relativizar sus actos.

Todo el hilo argumental se sostiene a través de flashback que van desengranando la historia hasta uno de los momentos clave: el encuentro en el presente de dos de las víctimas, del que no daremos más detalles, pero que se antoja algo frío y algo decepcionante en cuanto a la carga emocional. 

En general, Kvensler consigue hacer entender los hechos concretos y explicar el problema global con responsabilidad y aprovechando en los detalles de cada suceso el valor añadido de contar con el relato de la hija en la vida real, pero se echa en falta cierto dinamismo y tensión que acompañen a esa atmósfera oscura que persigue al espectador desde el principio y le coloca en el lado correcto de la historia. 

Lo mejor: El relato detallado y veraz de los hechos desde la perspectiva de las víctimas.

Lo peor: En ocasiones el guion es frío y te deja a la espera de una catarsis que nunca llega.

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