★★★
Lino Escalera vuelve a dirigir una película con este thriller brutalista sobre, y contra, la trata de blancas que en ocasiones evita profundizar a favor del impacto visual. Protagonizada por Jaime Lorente, Hamburgo sigue a Germán, que no es un conductor corriente: es el encargado del traslado de mujeres que trabajan como esclavas en clubes de alterne en la Costa del Sol. Arruinado, trabaja para Cacho (Roger Casamajor), un amigo de la juventud que administra varios de estos locales para una mafia local, hasta que una noche se encuentra con la oportunidad de dejar todo eso atrás y decide robar la recaudación del club. Lo que parece una ocasión para cambiar de vida le pondrá más en peligro que nunca. Solo le quedará una opción, la misma en la que piensan las chicas que, como Alina (Iona Bugarin), cada noche lleva de un lado para otro: conseguir escapar.
La desesperación colectiva es el punto de encuentro entre Germán, y la víctima de sus intentos de salir adelante, Alina, interpretada por una brillante Iana Bugarin, de la que se echa en falta algo más de prsencia como voz incontestable del colectivo al que representa. La actriz rumana de enorme éxito en su país se deja arrollar con absoluta entrega por su debastado personaje, espero, el primero de muchos en nuestro país.
Jaime Lorente se deja reconocer facilmente como víctima colateral de un negocio que bebe de la desesperanza de ambas caras de la moneda, y protagoniza más momentos de efectismo visual que de inmersión en el drama real de la trata en una trama plagada de silencios. Aunque su interpretación cumple con creces y estoico al servicio del material con el trabaja, destacando especialmente sus momentos con Roger Casamajor, que no hace más que sumar a la hisotoria en un ejercicio de sordidez que representa a la perfección la crudeza del entorno de ambos protagonistas. Un personaje cruel con códigos de honor y lealtad que le humanizan.
Desde dos perspectivas opustas Lino Escalera construye en Hamburgo, a veces quedándose en la superficie, una visión global de las víctimas enfrentadas de una misma lacra. Dos vidas truncadas y exprimidas por el mismo negocio que se encuentran en el camino de salida.
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