Crítica: ‘La promesa de Irene’: la historia de una gran desconocida que merecía ser contada

La promesa de Irene

La promesa de Irene, dirigida por Louise Archambault y escrita por Dan Gordon y protagonizada por Sophie Nélisse y Dougray Scott llega este viernes a los cines. Bada en  la obra de teatro homónima de Gordon, narra la historia real de la enfermera Irena Gut (Sophie Nélisse). Cuando los nazis invaden Polonia en 1939, es trasladada y obligada a trabajar para el ejército alemán, siendo asignada como ama de llaves de un comandante nazi (Dougray Scott). En lugar de adoptar un perfil bajo y mantenerse a salvo apoyada por su estatus y etnia, Gut arriesgará todo para salvar a una docena de judíos refugiándolos en la casa de su jefe.

Tanto la obra original como la película están basadas en la vida de la enfermera Irena Gut Opdyke, y, aunque parecía que era imposible contar nada nuevo sobre la Segunda Guerra mundial, La promesa Irene lo consigue con un relato cinematográfico  en el que además, no se atisba en ningún momento su origen teatral. 

No es la primera vez que su protagonista, Sophie Nélisse, se enfrenta a un papel similar encarnando a una mujer que decide enfrentarse a sus miedos en la Segunda Guerra Mundial. En 2013 protagonizó La ladrona de libros, aunque esta vez da un paso más rescatando una historia que estaba condenada a caer en el olvido. 

Aunque la propuesta visual y narrativa es clásica, el argumento ofrece la oportunidad de un más allá y poner en primer plano la historia de aquellos que no se limitaron a sobrevivir y lucharon por vivir. 

Un relato de dignidad contra el nazismo que, aunque elige no poner el foco en los campos de concentración, no esquiva más de una escena de violencia irracional. Así, Louise Archambault cumple con creces con su cometido y lleva a la pantalla el legado de una gran desconocida para muchos cuya historia supera la ficción.

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