Crítica ‘Las margaritas’

Atalante trae a la gran pantalla la restauración en 4K del clásico vanguardista 'Las margaritas', película feminista pionera de 1966.

★★★★/★★★★★

Casi seis décadas después de su filmación, uno de los grandes clásicos del cine vanguardista de todos los tiempos (además de la película más recordada de la llamada Nueva Ola Checoslovaca, con el permiso de los Trenes rigurosamente vigilados de Jiří Menzel) regresa a los cines de la mano de Atalante en una exquisita restauración en 4K. Censurada en 1968 tras la invasión de Checoslovaquia por parte de la URSS, y prohibida hasta el año 75, Las margaritas (Vera Chitylová, 1966) continúa siendo, vista hoy, tan pertinente como entonces. Más todavía, si cabe: tras los recientes éxitos de público de Barbie y Poor Things (dos películas que sitúan en su centro a muñecas que, por vez primera, toman conciencia de sí mismas y arremeten contra sus misóginos creadores), parece más oportuno que nunca hacer un ejercicio de arqueología y traer de nuevo a la palestra la sátira feminista por excelencia (infinitamente más disruptiva que aquellas, si atendemos además al momento histórico en el que surge). Una propuesta auténticamente libérrima que atenta, en fondo y forma, contra todo canon; obra maestra en la que dos jóvenes, una vez se dan cuenta que el mundo se ha ido al carajo, deciden hacer lo que les viene en gana, desatando el desconcierto y la consiguiente furia de todos los tipos de traje y corbata que las rodean. A la manera de un collage audiovisual, la película se construye a sí misma para romperse una y mil veces; y, lo que es verdaderamente relevante: no lo hace, en ningún momento, desde un lugar pretencioso. Y es que Las margaritas es, ante todo, puro juego, colorida celebración concienzudamente naif de la libertad y el inconformismo, antesala de los ideales anarquistas del movimiento punk de los 70, una película tan explosiva como anticipan ya las bombas nucleares que acompañan a sus títulos de crédito iniciales. Agradezcamos a Atalante el haber permitido que los ecos de la explosión continúen resonando, ahora en pantalla grande.

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