★★★½
Alberto y Laura Caballero, co-creadores de la (con permiso de 7 vidas) mejor sitcom de la historia de nuestro país, Aquí no hay quien viva, regresaron el pasado año al territorio del humor televisivo con Muertos S.L. Si en el primer caso, y tomando como punto de partida el puro esperpento ibérico (y el 13, Rue del Percebe de Ibáñez), lograron importar a España el formato de series estadounidenses de gran éxito a finales de los 90 y comienzos de los 2000 (véanse Friends o Seinfeld), en Muertos S.L. los hermanos Caballero aspiran a repetir la hazaña adoptando los códigos propios de la comedia de situación de nuestros días. Así, frente al formato multicámara y mayoritariamente estático de aquellas sitcoms de los 90, y que caracterizó también a Aquí no hay quien viva, los creadores toman aquí como modelo a seguir las formas de The Office, comedia de situación en la que la cámara al hombro, con sus zooms y tembleques, busca imprimir un aspecto casi documental al relato. Más allá de las similitudes en forma, también hay parecidos en cuestión de fondo: Si en la ficción protagonizada por Steve Carell veíamos el día a día de los empleados de una empresa papelera, en la que protagoniza Carlos Areces seguimos los pasos de la plantilla de una funeraria. De nuevo, como en Aquí no hay quien viva, la tradición patria del esperpento está aquí muy presente, con la sátira y el humor negro como punta de lanza. Y, si su primera temporada iba de menos a más, esta nueva entrega, cuyos dos primeros episodios aterrizan en Movistar Plus+ el jueves 16 de enero, es la confirmación de que los hermanos Caballero han terminado de tomarle el pulso a sus personajes y a su plantel de actores (entre quienes destacan unos excelentes Carlos Areces, Diego Martín y Roque Ruiz). De guion muy inspirado y divertidísimo en su delicioso gusto por la hipérbole, la segunda temporada de Muertos S.L. corrobora que sus creadores han alcanzado ya cotas de maestría en el manejo del tono y el tempo cómicos.
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