★★★★/★★★★★
Durante su último día de rodaje en París, el director de cine Tomas (Franz Rogowski) se acuesta con Agathe (Adèle Exarchopoulos), una chica que conoce en una discoteca. Cuando Tomas se lo cuenta orgulloso a su marido Martin (Ben Whishaw), surge una relación apasionada entre los tres marcada por la pasión, los celos y el narcisismo.
En su octava película, Ira Sachs demuestra un admirable manejo de la economía narrativa. Todo en Passages es de una delicadeza y una sensibilidad extraordinarias: la austeridad de su puesta en imágenes, con secuencias resueltas en apenas dos planos; la capacidad del cineasta para dejar respirar las escenas, colmando de subtexto cada silencio; la dirección de actores, con tres intérpretes protagonistas que destilan dolor en cada mirada, cada gesto, cada palabra no dicha, logrando que, sin mentarlo, emerja todo aquello que está latente.
Passages es un relato sobre la dependencia emocional de un narcisista que, si bien parte de los códigos del realismo cinematográfico más depurado, coquetea inteligentemente, de forma puntual, con una poética del distanciamiento (varios pasajes traen a la mente el cine de Fassbinder y de Haneke) que, de cuando en cuando, empuja al espectador fuera del relato, estimulando la reflexión desde una mirada crítica. Excelente.
Lo mejor: Las interpretaciones y la capacidad de Sachs para hacer visible lo invisible.
Lo peor: Nada.
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