Crítica ‘Perfect Days’

Crítica 'Perfect Days'

★★★★/★★★★★

Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado.

Con Perfect Days, Wim Wenders, cineasta imprescindible del llamado Nuevo Cine Alemán, demuestra haber recuperado la inspiración tras más de una década errando el tiro. Y es que, desde el documental La sal de la tierra, centrado en la figura del fotoperiodista Sebastiao Salgado y estrenado en 2014, el autor de clásicos imprescindibles del cine moderno como París, Texas venía concatenando una serie de proyectos pretenciosos y estériles que parecían indicar un (relativamente temprano) agotamiento de su otrora talentosa manera de entender (y filmar) el mundo.

Perfect Days es, en cierto modo, un regreso al Wenders de Alicia en las ciudades o En el curso del tiempo; una película infinitamente más honesta que sus últimos trabajos, que renuncia a complejidades narrativas (no encontramos aquí diálogos explicativos ni giros de guión) para, apoyándose con suma destreza y sensibilidad en los recursos de la repetición y la cadencia, seguir a un personaje en su rutina cotidiana e hilar una fábula sobre las cosas sencillas del vivir y, en última instancia, sobre el auténtico sentido de la vida.

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