★★/★★★★★
Bayard Rustin, organizador de la Marcha de Washington, es el protagonista del biopic producido por Michelle y Barack Obama para Netflix. Mediante su productora Higher Ground aspiran a contar historias cuyos valores comparten. Sin embargo, esta película parece más un intento por hacerse un hueco en la carrera hacia los Oscar. Algo que seguramente consigan.
Colman Domingo, quien da vida al olvidado héroe que comparte pantalla y lucha con Martin Luther King, tiene aquí su papel más importante hasta la fecha, lo que no es sinónimo de brillantez. Pero ya sabemos que los yankees adoran en las nominaciones a Mejor interpretación las transformaciones físicas y las biografías.
A golpe de jazz, en Rustin, parece que asistimos más a la organización de un show que a uno de los momentos más importantes (históricamente) sobre los derechos civiles que, si bien nos preparan para él durante toda la película, apenas lo vemos llegado el momento, creando francamente una sensación agridulce.
Esa sensación de espectáculo constante se debe, además, a las escenas coreografíadas y a los personajes que, estando en una reunión, empiezan a cantar. Podemos imaginar que la lucha real no fue ni tan alegre ni tan perfecta.
Más allá de la puesta en escena, el guion tampoco ayuda. La sobrexplicación es innecesaria, al igual que la trama del triángulo amoroso para hablar de la homosexualidad de los personajes.
En resumidas cuentas, lograrán su nominación pero han hecho un flaco favor al verdadero Rustin.
Lo mejor: Haberle dado voz aunque sea de este modo
Lo peor: Un biopic tan monótono
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