★★★
En enero del año 2020, un equipo de rodaje se reúne a las afueras de Wuhan, China, con la intención de retomar la filmación de una película que, por motivos externos, se vieron obligados a dejar inconclusa diez años atrás. Sin embargo, con la llegada del coronavirus el proyecto se verá detenido nuevamente, y sus participantes deberán permanecer confinados contra su voluntad en un hotel durante meses, lejos de sus seres queridos. En Una película inacabada, el cineasta chino Lou Ye (Suzhou River, 2000) se adhiere a los recursos propios de la docu-ficción para dar forma a un muy personal homenaje a quienes, hace ya un lustro, atravesaron (atravesamos) el aislamiento, la pérdida y el miedo durante el brote de COVID-19. Convirtiendo en recursos estilísticos los múltiples soportes audiovisuales propios de nuestra era digital (teléfonos móviles, pantallas divididas, videollamadas), Lou Ye combina material de archivo real con escenas de ficción para, además de celebrar la resiliencia y la solidaridad de las personas en reclusión domiciliaria, poner de relieve las duras políticas de vigilancia y censura que se llevaron a cabo en China durante el periodo de aislamiento obligatorio. Una mirada crítica que ha terminado por enfrentar al cineasta con múltiples sectores nacionalistas que no han dudado en arremeter contra él por su supuesto alineamiento con las críticas occidentales sobre la gestión de la pandemia. Haciendo uso de una estructura fragmentaria y un lenguaje visual que privilegia deliberadamente lo precario, Lou Ye desdibuja los límites entre ficción y realidad para lanzar una pregunta: ¿Cómo narrar un presente que, al igual que aquella película, continúa inacabado, incapaz todavía de cicatrizar?
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