Festival de Málaga 2025: Crítica ‘Ravens’: Filmar con delicado equilibrio la caótica vida de un artista maldito

Crítica de 'Ravens', segundo largo del cineasta británico Mark Gill, que compite por la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga.

★★★

En Ravens se esconden dos películas. La primera es un biopic dramático, de puesta en escena austera y gran economía expresiva, que relata con suma elegancia la vida del aclamado fotógrafo japonés Masahisa Fukase, artista maldito y autodestructivo amenazado siempre por la sombra de la depresión. La segunda película que esconde Ravens es un relato psicológico y expresionista, que se atreve a quebrar esa “objetividad” otorgándole un cuerpo a los demonios interiores de su personaje principal, concretados en la figura de un gigantesco cuervo negro antropomórfico que ejerce como un pérfido Pepito Grillo para Fukase. Si bien de manera puntual la película recurre a algún que otro cliché a la hora de poner en imágenes la tortuosidad en la que vive inmerso el protagonista, un creador tan brillante como profundamente herido por una infancia traumática, en su mayoría resulta bella, delicada y cautivadora. En opinión de quien escribe, es en el trabajo de cámara donde reside la principal de las virtudes de este segundo largometraje del cineasta británico Mark Gill: las lentes anamórficas, los suaves travellings laterales, la luz natural y las composiciones simétricas logran hacer visible el bello equilibrio oculto en la caótica vida de Fukase, poniendo en orden el desorden y convirtiendo el anárquico periplo vital de su protagonista en una armónica obra de arte.

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