‘Furiosa’ quema rueda en Cannes 2024

Meryl

La precuela de Furia en la carretera expande el universo ‘Mad Max’ con un genial Chris Hemsworth.

Por Irene Crespo

Hace justo ahora nueve años (¡ay!), el Festival de Cannes fue el primero en sucumbir ante los rugidos de motor de Mad Max: Furia en la carretera. La épica postapocalíptica de George Miller arrasó, enamoró, reventó la idea que hasta ese momento teníamos de blockbuster. El australiano había creado una película en la que cada grano de arena y gramo de polvo era tan reales que cortaba la respiración. La venganza de Furiosa (interpretada por una inmensa Charlize Theron) se sentía tan auténtica y dura como había sido, en realidad, el rodaje.

A pesar de que el pasado de Furiosa lo tenía escrito ya entonces (la propia Theron le dijo a Miller que por qué no rodaban eso antes que Furia en la carretera) y de que el éxito de Furia en la carretera no fue sólo de críticas sino también de taquilla, el director ha tardado casi una década en estrenar Furiosa: De la saga Mad Max y lo ha hecho de nuevo en Cannes con las expectativas por las nubes. Unas nubes grises que se han teñido del naranja asfixiante de esta precuela que ha logrado otro eufórico recibimiento en el primer pase oficial, con un aplauso de 6 minutos a su equipo estelar allí presente.

Rodar la anterior se transformó en una pesadilla en el desierto africano y, a pesar del espectacular resultado, Miller aprendió la lección, no merece la pena. Para Furiosa se ha quedado en su país y los efectos digitales ganan peso lo que resta a esa autenticidad que tanto coreamos. La sorpresa que aquella supuso, ese universo de coches y vehículos monstruosos, tampoco está; y aunque se suple con una imaginación y engendros motorizados aún alucinante, llega un momento que quizá no es suficiente para seguir haciéndonos vibrar.

Furiosa es la historia del origen de la protagonista, esa mujer heroica, dura, militante que salvaba a las vestales de las manos Inmortan Joe. Aquí la conocemos de niña, cuando es secuestrada por los motoristas salvajes de Dementus (un genial y narigudo Chris Hemsworth), arrancada de su paraíso, un lugar de abundancia que guardan con absoluto secretismo para que no sea masacrado por bestias (siempre hombres) que ya han destruido el resto del mundo. Pasan los años y la niña Furiosa se transforma en una hábil adolescente (a la que da vida Anya Taylor-Joy) que nunca deja de pensar en su plan de huida, de regresar al paraíso. En ese plan se cruzan personajes de la anterior película y otros nuevos (como el que interpreta el genial Tom Burke), no hay muchas más mujeres aquí, claro, porque de ellas trata la película que ya vimos, pero sí sabemos que ellas son las únicas que podrán salvar el mundo porque tienen las mismas habilidades y capacidades que ellos, pero su empatía y corazón es mayor.

Furiosa habla de ese mundo dominado por hombres en el que siempre ha habido, hay y habrá guerras. En el que mientras el odio guíe, no habrá solución posible. En el que la falta de recursos y lo poco que parece importarles a algunos. Algunos están muertos, pocos luchan.

El motor de Furiosa arranca a mil revoluciones, con ese sonido que retumba la butaca, y el acelerador pisado, aunque se ahoga un poco en algún punto consigue aún que su violencia deje alguna que otra escena grabada… para acabar creciéndose en el final. Ayuda mucho Chris Hemsworth y su personaje al que ese nombre le va al pelo (y a la nariz). La absoluta locura en la que se lee ese pasado que acabó derrapando. Como este mundo.

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