★★★
Pese a resultar, por momentos, un embrollo narrativo que recuerda a algunas películas del Marvel Cinematic Universe, lo cierto es que es difícil no rendirse ante las evidentes cualidades de Ne Zha 2, la, hasta el momento, película de animación más taquillera de todos los tiempos (con un presupuesto de 80 millones de dólares, ha logrado recaudar ya más de 2.100 en todo el mundo). Secuela de un film de 2019 que no contó con estreno comercial en nuestro país (y que, actualmente, no puede verse en ninguna plataforma), esta segunda película del cineasta chino Yu Yang combina con gracia y una habilidad narrativa y formal digna de elogio la fantasía épica con la comedia slapstick. Así, su compleja mitología (dragones, bestias, monstruos y bicharracos de toda índole) y sus intrincadas subtramas se ven aligeradas cada cierto rato, como contrapunto, por gags visuales y chistes escatológicos (pedos por aquí, trompazos por allá) que, reconozcámoslo, funcionan de lo lindo (para hacerse una idea, basta imaginar un cruce entre El señor de los anillos y Shrek). Aun situando en su centro temático elementos del folclore chino (del ying yang a la espiritualidad taoísta), y pese a tener mucho de wuxia (films chinos de capa y espada trufados por escenas de artes marciales; piénsese en Tigre y Dragón), lo cierto es que Ne Zha 2 se percibe, durante la mayor parte de su metraje, como una película de mimbres occidentales: es veloz, directa y tiene muy poco de contemplativo y muy mucho de acumulativo. Es larguísima (casi alcanza las dos horas y media), y por momentos resulta extenuante, pero difícilmente alguien podrá poner en duda el poderoso sentido de la aventura y el espectáculo (impresionantes escenas de batalla, en las que se filma el caos con plausible claridad) que demuestran poseer sus artífices.
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